Tenía ochenta y ocho años, llevaba muchos años apartado de los focos sin dar entrevistas ni actuar, estaba endeudado y arrastraba conflictos familiares, pero nada quitaba a João Gilberto su estatura de gigante entre los músicos contemporáneos. Porque fue él quien, junto a Tom Jobim y Vinicius de Moraes, inventó el bossa nova, aquel estilo de música brasileña que es una fusión refinada de samba y jazz se que se convirtió en un emblema nacional para Brasil.
Ese país, y el mundo desde ayer están de luto por su desparación. Fue su hijo Marcelo Gilberto, que vive en Estados Unidos, quien dio la noticia en Facebook. “Mi padre ha fallecido. Intentó mantener la dignidad ante la pérdida de su soberanía. Doy las gracias a mi familia (a mi lado de la familia) por estar ahí junto a él”, escribió en inglés, sin divulgar la causa de la muerte del cantante y guitarrista.
João Gilberto nació en Juazeiro, estado de Bahía, y de joven emigró a Río de Janeiro, donde el bossa nova pasó a ser un sonido que simbolizó a la ciudad desde mediados del siglo XX, con el tema “La chica de Ipanema” como máximo referente (ha sido regrabada más de 200 veces en todo el mundo, siendo la versión de Frank Sinatra una de las más célebres).
Su última actuación fue en 2008. En 2011 tenía programada una presentación que anuló, por lo que su productor fue condenado a pagar al teatro. Salía tan poco a escena que sus últimos conciertos fueron auténticos acontecimientos en Brasil. “Le gustaba actuar solo, de traje y corbata, con solo un taburete y la guitarra que abrazaba con dulzura”, describe en una crónica el diario español El País. En un video de 2015 apareció, muy delgado y en pijama, cantando “Garota de Ipanema” a su nieta, acompañado de una guitarra.
En los últimos años el artista no recibía a nadie en su casa, excepto a algunos miembros de su familia, enemistado principalmente con su hija, la también cantante Bebel Gilberto, quien interpuso una demanda para inhabilitarlo judicialmente argumentando su precaria situación financiera. Incluso, fue desalojado del departamento donde vivía en Río de Janeiro. En pasado marzo ganó un pleito por los derechos de autor de sus primeros discos por el que, según una juez, la discográfica Universal Music debía pagarle cuarenta millones de euros en royalties atrasados.
Hoy se ha ido y fue Caetano Veloso el que definió, en pocas palabras, lo que la música de João Gilberto significó para Brasil y el mundo: “Mejor que eso solo el silencio; mejor que el silencio, solo João”.