El éxito obtenido con “Crepúsculo” (Twilight) el año pasado, con setenta millones de dólares recaudados en su primer fin de semana de estreno, dio por sentado que la continuación de la historia de amor entre la común joven de secundaria, Bella (Kristen Stewart) y el vampiro “vegetariano”, Edward (Robert Pattinson) tenía que seguir su incursión en la gran pantalla. Es por eso que de inmediato se comenzaron a mover los hilos para dar vida a “Luna Nueva” (New Moon), el segundo libro de la popular saga escrita por Stephanie Meyer.
Dicho y hecho, un año después, la saga de «Crepúsculo», «Luna Nueva», se estrenó con un éxito arrollador, logrando recaudar en un día lo que «Crepúsculo» hizo en todo un fin de semana. Ya para el término de éste, «Luna Nueva» se echaba al bolsillo ciento cuarenta millones de dólares en recaudación, duplicando a su antecesora y de paso posicionándose en el tercer lugar de los mejores estrenos de la historia.
¿Qué tiene esta saga que vuelve a todas locas? Es la pregunta que todos los no fanáticos y los declarados detractores se preguntan. Por otro lado las que sí son fanáticas no se rompen la cabeza tratando de encontrar una explicación exacta, simplemente viven este fenómeno al máximo. Quizás sea la cabellera cobriza y la voz aterciopelada de Edward la razón de tal histeria, o también el efecto que hicieron los esteroides en el cuerpo de Jacob (Taylor Lautner), el personaje que en esta oportunidad llega para restarle protagonismo al vampiro que todas aman. Atrás quedaron el Team Aniston y el Team Jolie; hoy la moda nos hace parte de la mitológica batalla entre el vampirismo y la licantropía, llevados a un nivel mucho más superficial, claro está. Porque si eres de los que cree en el amor a primera vista, entonces eres Team Edward; sin embargo, si crees en la amistad y a partir de ella cultivar el amor, definitivamente eres del Team Jacob.
«Luna Nueva» da un vuelco a lo que «Crepúsculo» mostró, básicamente porque Edward decide abandonar a Bella ante su inminente afán de protegerla y darle una vida normal. Es ahí cuando la protagonista cae en una profunda depresión, dándole paso a un nuevo personaje en esta historia: el agujero en su pecho. Ante esta situación aparece Jacob, el amigo que desinteresadamente ayuda a Bella a sanar en parte los bordes de aquel vacío.
Con esta base se da vida a una película que deja en claro el cambio de director y el alza en el presupuesto. Chris Weitz (The Golden Compass) barrió con el irritante filtro azul del que Catherine Hardwick abusó en «Crepúsculo», lo que hace de «Luna Nueva» una película con buenos colores y de agradable estética y fotografía. Chris tiene experiencia en adaptaciones literarias, y cuando se trata de fantasía sabe cómo jugar con ella, creando escenas que difícilmente pasaron por la mente de los que leyeron el libro. Sin embargo, a pesar de la fidelidad de la película para con el libro, hubo un abuso en los diálogos extraídos de éste, tanto así que para quien haya leído la obra original, varias veces resulta fácil reconocer qué palabra sigue a continuación. Y el poco espacio que quedó para introducir el guión se traduce en frases redundantes, empalagosas y carentes de originalidad… Pero sin duda la gran revelación fueron los hombres lobos, porque cada escena que los involucra capta la atención de todos, y es que en definitiva sus intervenciones mantienen la acción, están bien hechas y soprenden. Aunque hay que reconocer que los efectos especiales aún no logran estar a la altura de los grandes blockbusters que vimos este año (hasta el mamut de La Era de Hielo tiene mejor pelaje).
Las actuaciones bastante acartonadas por parte de los protagonistas masculinos no hacen más que frustrar la fascinación por estos seres mitológicos. Esto hace que con poco esfuerzo Kristen Stewart sea quien sobresalga, logrando dar con la depresión propia que vive su personaje. Aunque no es de extrañar que Bella sufra tanto por la ausencia de Edward, porque después de todo la química entre Kristen y Taylor es demasiado pobre y forzada. Quizás hubiese sido mejor aminorar “El Show de Bella” y profundizar en otros personajes, como Los Vulturis, la supuesta realeza vampírica. De esta forma se podría haber hecho justicia a la publicitada incorporación de Dakota Fanning al elenco, ya que su breve intervención deja un sabor amargo.
Si «Crepúsculo» es mejor que «Luna Nueva» o que si «Luna Nueva» es mejor que «Crepúsculo», eso es algo que queda a gusto del consumidor. Ambas películas se sostienen en argumentos y recursos diferentes, pero que al final cumplen con su cometido: entretener a su séquito de fans y de paso generar los millones que dejan felices a los cabecillas detrás del fenómeno Twilight.