El estallido social actualmente en curso va a marcar un antes y un después para Chile. El país que éramos antes de que el primer colegial saltara el torniquete del Metro de Santiago ese viernes 18 de octubre del 2019 ya no existe más. Muchos han hablado del “verdadero final de la transición”: el sistema económico instaurado sin contrapesos por los Chicago Boys mientras los militares hacían el “trabajo sucio” parece estar llegando a una crisis terminal. La Asamblea Constituyente, hasta hace pocos meses considerada un delirio proveniente de “fumadores de opio”, está tomando cada vez más cuerpo como la salida para esta crisis. La sociedad chilena cambió… y la televisión abierta va a tener que hacerlo también.
De partida el estallido social le pegó el tiro de gracia a una farándula que venía moribunda desde hace meses. Los pocos programas del género que quedaban como “Intrusos” y “Me Late”, se están reconvirtiendo a temáticas “ciudadanas”. Eso ha afectado a los late shows nocturnos como “Sigamos de Largo”, “No Culpes a la Noche” y “Así Somos”. Incluso “Cariño Malo” de TV+, originalmente un consultorio sentimental, pasó a analizar temáticas sociales. El país ya no está para banalidades, y por ello todos los “famosillos” que facturaron durante años con la farándula, van a tener que reinventarse.
En estos días de crisis muchos nos acordamos de “Vigilantes”, el excelente programa de debate ciudadano de La Red conducido por Nicolás Copano y que fue injustamente sacado de pantalla a finales de abril del 2015. Al inicio de la crisis, vimos a la TV chilena completa convertida en “Vigilantes”, lo que no deja de ser un triunfo moral para sus realizadores. El recordado programa claramente estuvo demasiado adelantado a su tiempo, y habría calzado perfecto con la contingencia actual. Han surgido programas especiales como “Chile Ciudadano” de TVN y “Chilenos que Hablan” de Canal 13 cuyos esquemas recuerdan al programa de La Red.
Respecto a la cobertura de la TV, hay que dividirla entre antes y después de la durísima entrevista de Constanza Santa María y Ramón Ulloa al Director General de Carabineros Mario Rozas. Hasta antes de ese hito, los canales habían dado una cobertura razonable e imparcial a los acontecimientos, e incluso habían armado interesantes paneles con miembros de la sociedad civil. Después de ese episodio, que le costó la salida de la Dirección de Prensa a Enrique Mujica y el retorno en forma interina de Cristián Boffil, de perfil claramente derechista, estuvo acompañado de un cambio de enfoque, ahora centrado en mostrar más los efectos del vandalismo que en analizar los motivos de la crisis. Ello llevó a la renuncia del editor general de prensa Pablo Badilla, la subdirectora de investigación Andrea Vial y la editora de Tele13 Radio Angélica Bulnes. Pasados los primeros días, la TV abierta (salvo La Red, Chilevisión y CNN Chile) dejó de cubrir la crisis y han vuelto a su programación habitual como si hubieran recibido una orden superior de tratar de forzar la vuelta a la normalidad. Además, han salido de pantalla panelistas que hacían comentarios excesivamente asertivos y puntudos como Mauricio Jurgensen (“Bienvenidos”) y Daniel Stingo (“Buenos Días A Todos”). Todo esto le ha valido merecidas críticas a TVN, Mega y Canal 13 por su evidente afán de invisibilizar el movimiento. Por otro lado, CNN y Chilevisión, que han procurado mantener una cobertura imparcial y objetiva, recibieron el rechazo de la alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei durante el absurdo episodio digno del “Show de Benny Hill” que protagonizó el Jueves 7 de Noviembre en la mañana, y el empresario agrícola Juan Sutil les cortó la publicidad, que incluía el auspicio al programa “Agenda Agrícola”, por considerar que su cobertura era “demasiado parcial”.
Lo anterior nos da pistas acerca de cómo tendría que ser la TV abierta que viene: ciudadana, objetiva, imparcial, independiente de las presiones de los poderes político, religioso y económico. TVN, Mega y Canal 13 van a salir perdiendo de esta crisis en cuanto a imagen y credibilidad, y van a tener que hacer esfuerzos para reivindicarse si no quieren perder público.
La repentina renuncia de Marcela Vacarezza al matinal de TVN nos da otro tema de reflexión, pues el motivo que dio ella es muy decidor: “Les planteé que los interlocutores válidos para estar en el programa en este momento son otros. Desde mi punto de vista, los matinales hoy requieren a los conductores, periodistas y otros actores sociales. Hay otras personas a las que la gente quiere escuchar”. ¿Los actuales rostros de la TV chilena estarán a la altura de lo que se viene? ¿Podrán estarlo Raquel Argandoña y la actualmente fondeada Patricia Maldonado? ¿Podrán estarlo los rostros formados en la década de los 80 del siglo XX que, como reconoció Luis Jara, no están acostumbrados a opinar? ¿Podrán estarlo los rostros más actuales, formados en la época del auge de la farándula? Ya no hay espacio para banalidades, gustitos ni pasos en falso. Si bien su salida de “Mucho Gusto” estaba planificada desde antes, resulta evidente que Karol Lucero pagó muy caro el troleo masivo que se ganó en este estallido social.
Finalmente está el tema de la recién suspendida Teletón. Decisión difícil, pero sumamente sabia, y no solamente porque no estaban garantizadas las condiciones mínimas de seguridad para su realización, sino que además podía ser utilizada, al igual que la APEC, la COP25 y la final de la Copa Libertadores, como excusas para sofocar el estallido sin dar soluciones reales, lo que hubiera significado una estocada mortal a la imagen de la causa. Están adquiriendo renovadas fuerzas los eternos críticos que consideran indigno financiar una obra de indudable valor y utilidad apelando a un show televisivo en el cual los grandes empresarios (algunos involucrados en problemas de maltrato sindical y de colusión) buscaban blanquear su imagen. En lo personal, aún creo que el show de 27 horas es necesario, y que el Estado primero tiene que arreglar el SENAME antes de aspirar a hacerse cargo del Instituto de Rehabilitación Infantil. Lo que sí, requerirá de reformulaciones serias para adaptarse a las nuevas circunstancias. Los organizadores tienen hasta inicios de Abril del 2020 para cranear como va a ser la Teletón para esta nueva época.