El maltrato escolar ha existido desde siempre, aunque en el pasado nadie lo llamó como hoy técnicamente se conoce: bullying. Denise Rosenthal sufrió esa forma de violencia escolar y no lo pasó nada de bien. Aunque, su fuerte personalidad y determinación la ayudaron a salir adelante y no amilanarse ante los comentarios y burlas de sus compañeros.
Aquellos recuerdos salieron a flote en el reciente capítulo “De Tú a Tú”, en donde en conversación con Martín Cárcamo, reveló diversos detalles de este episodio de su vida.
La cantante reconoce que su entorno favoreció su personalidad directa, que buscaba siempre llamar la atención. Tal vez porque fue la menor de cuatro hermanos del primer matrimonio de su padre, que, en sus palabras, llegó al mundo “con una misión y sin pedir permiso”.
“Yo creo que fui un condoro”, comentó la artista entre risas. “Llegué como un ‘conchito’ y creo que eso me forjó como alguien autosuficiente. Siempre tenía que demostrar que tenía una opinión, era la que levantaba la mano en la mesa porque quería hablar. Siempre quería que me consideraran. Decía que no era chica, quería participar. Era muy agrandada”, detalló al también animador de “¡Qué dice Chile!“, sentada en uno de los llamativos espacios de “La calma de Rita”, el hotel boutique ubicado en Pirque, que su padre construyó en la primera casa que albergó su infancia.
Lágrimas desde una ventana
Denise Rosenthal explicó que sus padres se separaron cuando ella tenía 8 años porque tenían una relación complicada. “Discutían generalmente en alemán y yo captaba que algo no estaba funcionando, pero no alcanzaban a entender nada”.
El quiebre de la relación de sus progenitores fue un episodio triste en su infancia. “Mi papá se quedó en Santiago con mis hermanos y, yo con mi hermana, nos fuimos en bus a Traiguén con mi mamá. Ese era el viaje donde nos iban a contar, cada uno por su lado, que habían decidido separarse. Tengo el recuerdo de estar arriba del bus, mirando por la ventanilla a mi papá llorando. Nunca lo había visto así”, rememoró.
Reunida posteriormente la familia en Santiago, Denise Rosenthal intentaba estar con su madre y con su padre, repartiendo el tiempo para los dos. “Lo bueno es que, independiente de los conflictos, nunca quisieron que los lazos se perdieran. Siempre los hijos fueron lo más importante para ellos”.
“Sentía que no formaba parte de nada”
Junto con esa situación, su actitud frontal frente a la vida le trajo momentos duros e ingratos durante su etapa escolar.
“Yo era una niña especial, una alumna complicada. Tenía mi carácter fuerte, era contestadora. Era una niña agrandada, me gustaba maquillarme, las uñas, los accesorios. Para ellos era ‘la chula’. Una vez, la directora me dijo ´Pindy’; en otra ocasión, que parecía árbol de navidad”, relató Denise Rosenthal sobre la relación con su colegio, que era uno de elite y bilingüe
Sobre sus años en la dicha institución, contó que cuando sus padres decidieron ya no seguitr juntos, se sintió juzgada. “En ese entonces, la gente no se separaba tanto, entonces eso era un problema. Además, mi colegio era de una situación económica muy diferente a la nuestra porque, aunque vivíamos bien, me relacionaba con gente muy lejana a mi realidad. Yo llegaba a mi casa a preguntar por qué mis compañeros se iban tres meses a Miami y nosotros no. Sentía que no formaba parte de nada: ni del colegio, ni de la familia, ni de mis relaciones”, confidenció.
Además de ello, se sumó el prejuicio de algunos apoderados. “Una mamá fue al colegio porque yo era mala influencia. Después me dejaron sola en otro curso. Estuve sola un año y me costó hacer amigas. Al final, mis amigos eran hombres y, con ellos, era un hombre más”, explicó Denise Rosenthal sobre su complicada vida estudiantil.
A pesar de todo este contexto, Denise Rosenthal supo brillar en la actuación gracias a las series juveniles “Amango” y luego “El Blog de la Feña”, ambas producciones de Canal 13. Fue justamente la segunda la que le dio mayor pantalla a la intérprete por ser su protagonista, además de entregarle el trampolín que abrió su camino hacia la música y posterior consagración.
Con todo y ya en la adultez, la intérprete decidió tratar su hiperactividad a través de una terapia. “Tuve que aprender a lidiar con mi necesidad de llamar la atención. A mí me cuesta mucho disfrutar mis logros porque nunca estoy conforme. Siempre pienso que podría haberlo hecho mejor”, reconoció.