La serie apocalíptica de la AMC puso punto final a la historia que partió el 2010 y promete un nuevo comienzo desde su noveno ciclo. Acá te contamos el cierre de esta temporada, así que si no lo has visto y quieres sorprenderte, no sigas leyendo.
Se había prometido una gran batalla entre los grupos de Rick (Andrew Lincoln) y el de Negan (Jeffrey Dean Morgan) para este último episodio y no ocurrió de la forma en que se pensaba. Cuando todo hacía presagiar que los Salvadores tenían la guerra ganada y comenzaría la matanza, las armas les explotaron en las manos, producto de una nueva traición de Eugene (Josh McDermitt), esta vez en contra de los villanos de la serie.
Tras la rendición de los Salvadores, vino una pelea cuerpo a cuerpo entre Rick y Negan, los dos grandes líderes en disputa. Finalmente Rick le corta el cuello a su rival, poniendo fin a la guerra, pero tomando una sorprendente decisión: pide que le salven la vida a Negan como una forma de demostrar los nuevos tiempos que vendrían.
Quien no está de acuerdo con esto es Maggie (Lauren Cohan), que suplica que lo maten para vengar la muerte de su amado Glenn (Steven Yeun), a quien Negan asesinó golpéandolo en la cabeza con Lucille, su bate de beisboll rodeado de alambres de púas. Es por esto que en una misteriosa escena posterior, se reúne con Jesús (Tom Payne) y Daryl (Norman Reedus), para decirles que en un tiempo más harán algo para demostrar que Rick se equivocó con su decisión.
Por otra parte, Daryl dejó en libertad a Dwight (Austin Amelio), perdonándole la vida, y permitiendo que busque a su esposa; mientras que Morgan (Lennie James), decide dejar el grupo y buscar su tranquilidad espiritual, la que podría llegar en la serie «Fear The Walking Dead», a la que su personaje entrará desde su siguiente temporada.
Al finalizar el episodio, Rick recuerda a su hijo Carl (Chandler Riggs) y le promete un mundo mejor, en paz, con estas palabras: «Lo que hicimos, lo que dijimos, lo que perdimos, debe haber algo después».