Hoy se escuchan un sinnúmero de razones del por qué las teleseries nocturnas de TVN y Canal 13 están viviendo una notable baja de sintonía, mientras que las turcas de Mega se han transformado en un fenómeno de audiencia. Una de las más recurrentes es que la pantalla de Mega está “caliente”, lo que quiere decir que cualquier producto que ponga el canal privado, será visto por la mayoría de las personas. ¿Puede decirse que sea ésa la razón del triunfo del medio oriente con respecto a las producciones de nuestro país?
Si nos centramos netamente en las nocturnas que hoy se exhiben en estos tres canales, podemos identificar algunos factores claves que hacen que la gente hoy prefiera una teleserie turca por sobre una chilena:
Tener un producto orientado al público que siempre ha visto teleseries
Tanto “Las Mil y Una Noches” como “Fatmagül” apuntan a esa audiencia fiel a las telenovelas, y que este último tiempo se ha sentido un poco engañada con historias que intentan modificar el género o que sustentan su trama en situaciones que para el televidente son más bien anécdotas y no giros importantes que generan la adicción de querer verla capítulo a capítulo. En el caso de “Chipe Libre”, no se logra fidelizar al público, ya que su trama no se caracteriza fundamentalmente por generar muchas interrogantes en su audiencia y sólo se queda en si el matrimonio principal seguirá junto o no.
Contar con historias que logran identificación o empatía con los personajes
¿Quién no empatiza con una mujer que ha sido violada o con una madre que es capaz de todo por salvar a su hijo enfermo? Sin duda, éstas son temáticas que consiguen llegar a la fibra de la audiencia, sin olvidar que la mayor parte del público que ve teleseries son mujeres. En cambio, ¿cuál es el motor de arranque de “Chipe Libre”? Una pareja joven que después de pocos años (y sin siquiera tener hijos) decide darse un tiempo, dando cabida a que cada uno pueda estar con otras personas. ¿El sueño de todo casado es cambiar un rato de pareja? Obvio que no. Esto puede ser una postura válida para muchos, pero no apunta a que la gran masa logre identificarse, menos el público fiel de teleseries.
Tener un verdadero galán
Hoy prácticamente todo Chile sabe quién es Onur. Este personaje ha demostrado que al público femenino le gusta ver a un tipo atractivo, con cierto poder y cien por ciento varonil, pero a la vez sensible y romántico. Por su parte, en “No Abras la Puerta”, tenemos un galán como Gonzalo Valenzuela que, en su personaje de Juan Pablo Olavarría, es justamente la antítesis de este concepto. Algo como Onur, protector y seductor, se quiso lograr con el personaje de Tomás Campos, interpretado por Matías Oviedo, pero, sin duda, no se acerca por ninguna parte. Para qué hablar del romanticón sin sentido de Gonzalo de “Chipe Libre”…
Contar con una potente historia de amor
¿Cuánto tiempo vimos a un enamorado Onur luchando por el amor de Sherezade? Fueron muchos capítulos para que lo lograra, generando tensión e intriga en la audiencia, y, cuando todo indicaba que podrían estar juntos para siempre, nuevas razones los hacen alejarse, aportando renovados desafíos a la trama. ¿Cuánto ha esperado Kerim a Fatmagul? Hasta el día de hoy el público que la sigue quiere saber qué pasará con ellos. En cuanto a “No Abras la Puerta”, ¿dónde está la potente historia de amor de esta teleserie? No la hay, más bien hablamos de un violento desamor liderado por un loco y enfermo protagonista. En cuanto a “Chipe Libre”, si bien se podría interpretar que el matrimonio de esta historia se quiere mucho, la historia de amor se acaba cuando vemos que antes del segundo capítulo los protagonistas comienzan a vivir su “Chipe Libre” con romances paralelos que ponen en tela de juicio si su amor es tan fuerte o no.
Nuevos escenarios y temáticas
Sin duda, los paisajes y lugares que se dan conocer a través de las teleseries turcas son alucinantes. A esto podemos sumarle que, al estar inmerso en una cultura distinta, las normas sociales cambian, lo que permite que las tramas experimenten giros potentes y creíbles para la audiencia chilena, como en el caso de “Fatmagul”, donde la protagonista se termina casando con su violador para evitar la deshonra pública. Por lo mismo, no es de extrañar que “Sila”, la próxima producción turca que exhibirá Mega, protagonizada por una mujer que fue vendida por su padre, tenga un éxito similar al de “Las Mil y Una Noches” y “Fatmagül”.
¿Chile puede volver a tener teleseries nocturnas que cuenten con temas que identifiquen a la audiencia y al público que siempre ha sido fiel a las telenovelas, con potentes galanes e historias de amor? Sin duda que sí, sólo falta poner en práctica las claves que han hecho que otras producciones conozcan el éxito, algo que parece que los ejecutivos de los canales no lo tienen nada claro. El fenómeno de la “pantalla caliente” sólo se logra con buenos productos, orientados en este caso para el público que ve teleseries y que espera con ansias un nuevo capítulo pasadas las 22 horas.