Durante la última década hemos visto que los contenidos de ficción han cambiado su línea editorial, apuntando directamente a producciones que hablan de la realidad actual de nuestro país, enfocada en violencia de género, crímenes de odio y pedofilia.
Ejemplo de esto son variadas teleseries, generalmente nocturnas, como “Alguien Te Mira”, «Secretos en el Jardín», “No abras la puerta”, “El Laberinto de Alicia”, “Vuelve Temprano”, “Pacto de Sangre”, entre otras, o últimamente series como “La Jauría”. Si bien a muchos les puede parecer macabro que una producción se inspire en hechos reales para crear ficción, la verdad es que muchas veces se hace necesario que se creen este tipo de contenidos para poder concientizar a la ciudadanía de lo que está pasando.
Si vamos a un hecho actual, hace unos días el país estaba en vilo ante la desaparición de la joven Ámbar Cornejo, de dieciséis años. Todos fuimos testigos de cómo sus familiares, amigos y conocidos la buscaban por redes sociales y medios de comunicación, asustados ante los detalles de su vida familiar, ya que su padrastro era un ex convicto que había estado preso por un doble homicidio, lo que hacía pensar lo peor. Lamentablemente, con el pasar de los días, los miedos de todos se hicieron realidad y se confirmó que la joven adolescente había sido asesinada por su padrastro.
Ese mismo hombre, Hugo Bustamante, años atrás fue el protagonista de uno de los capítulos más populares de la extinta serie “Mea Culpa”, de TVN, donde se relataba cómo asesinó a su pareja y su hijo de nueve años, para luego dejarlos en un tambor con cal. En este capítulo, y como era costumbre, Carlos Pinto entrevistaba al victimario y le preguntaba si sería capaz de cometer un homicidio nuevamente, a lo que él responde que “No podría decirle que no”.
Esta sola respuesta, sumada al informe de gendarmería que decía que Bustamante no estaba preparado para salir, era tal vez suficiente para que al asesino de Ámbar no le hubieran dado la libertad condicional a los once años de los veintisiete de su condena.
Es difícil creer que la ficción habría cambiado en algo la decisión de la justicia o el destino de la joven, ya que éste es el final de una larga cadena de negligencias del Estado y abusos a los cuales Ámbar, como muchos niños chilenos, estuvo expuesta. Toda la sociedad tiene una labor que cumplir ante este tipo de crímenes y todos aportamos desde nuestra trinchera. En el caso de la ficción y, en especial en las telenovelas, es la visibilidad. Sí, y es que la creación de producciones que muestren la realidad de una minoría o un grupo específico que sufre vulneraciones, es muy importante para que el resto de la sociedad tome conciencia y comience a cuestionarse sus acciones. Tan sólo pensemos por un minuto en lo importante que han sido películas como “Thelma and Louise” o “Precious”, para dar cuenta de lo complejo que es ser mujer en un mundo machista y lo necesarios que han resultado parte de sus diálogos y escenas para evidenciar esto.
Finalmente, nunca estaremos seguros de si nuestros contenidos cambiarán en algo a la humanidad, pero si logra que al menos una persona tome conciencia de lo que está mal en la sociedad y haga algo por cambiarlo, entonces podemos considerar que nuestro trabajo dio resultado.