La dupla de animadores tiene que seguir: María Luisa Godoy y Martín Cárcamo aprobaron el desafío con bastante holgura y se ganaron el derecho de seguir a cargo. Las pocas situaciones complejas (Jani Dueñas, Bonco Quiñonco) las manejaron muy bien. La lógica indica que tienen que seguir al menos el próximo año. ¿Eventuales alternativas? Pensando en una dupla formada por un rostro masculino de TVN y un rostro femenino de Canal 13, la solución lógica sería Cristián Sánchez con Tonka Tomicic. De no ser Tonka, con Diana Bolocco en Mega y dado que Francisca García Huidobro ha proclamado a los cuatro vientos que no le interesa, aparece la inesperada opción de……Constanza Santa María, la periodista “dura entre las duras” que se lo gozó todo desde el palco de jurado. Confieso que, como seguidor de “Pantalla Abierta” en su momento, me encantaría ver a la dupla histórica del programa animando Viña.
Gran idea lo de partir antes: Al fin alguien escuchó y tuvo el criterio de empezar las jornadas media hora antes. Hubo un esfuerzo encomiable en acortar las jornadas y se agradece. Sin embargo, creo que se puede hacer más al respecto, como partir a las 21 horas.
Vacíos en el público: En los primeros tres días se notaron grandes claros en la Quinta Vergara. No se lograron vender todas las entradas. Recién a partir del cuarto día vimos al Monstruo en todo su esplendor. Eso lleva a cuestionarse varias cosas: que sean 6 días, las fechas (en la última semana de Febrero, cuando muchos entramos a trabajar), los horarios, el tipo de artistas. Es un tema a analizar. Los días que se llenaron fueron los de los fenómenos mediáticos, como Backstreet Boys y Bad Bunny. Eso refuerza la idea de pensar en traer a una banda de K-Pop, que atraería al público millenial y centennial.
Las Competencias siguen ahí: Las competencias siguen siendo el arroz graneado del evento. Ambas tuvieron claros dominadores, que ganaron tanto el primer lugar como el premio al mejor intérprete. En la internacional ganó la peruana Sandra Ochoa con “Ya no más”, y en el folklore el trío vocal masculino argentino Destino San Javier, una mixtura muy bien lograda entre Los Chalchaleros e Il Volo, arrasó con “Justo ahora”.
Reyes de la irrelevancia: Quedó para la anécdota que los chicos “Rojo” Hernán Arcil y Chantal Gayoso ganaron el concurso. El primero es el primer Rey Gay de Viña, mientras que la segunda consiguió el doblete pues fue además Reina en Olmué. Dos hitos que en épocas de auge de la farándula habrían sido muy destacados, pero que ahora importan bien poco.
Aprendizaje en el humor: Lo sucedido con el humor en Viña da para mucho análisis. Creo que yo y muchos analistas nos equivocamos en matar antes de tiempo al humor clásico y en dar por sentado el éxito de Jani Dueñas. El Stand Up vivió su primer tropiezo con lo de Jani y al día siguiente su peak de calidad con Jorge Alís. Hasta antes de Jani, todos los estandaperos que fueron a Viña asumieron, conscientemente o no, que la Quinta Vergara no era lo mismo que los bares o teatros a los que están acostumbrados, y por ello se prepararon especialmente para el desafío. Jorge Alís en su primera vez y Edo Caroe le pidieron asesoría al mismísimo Coco Legrand. Jani Dueñas fue la primera que no se percató de esto, y cometió el fatal error de prepararse en bares y teatros cerrados y no testear su show en eventos masivos. Del resto, Felipe Avello se consagró, Dino Gordillo dio muestras de su oficio en una jornada propicia para él, Mauricio Palma caminó por la cornisa pero logró salir adelante, y Bonco Quiñongo fue salvado por la buena onda del “Monstruo”.
Música en Vivo vs Pistas Grabadas: El homenaje a Lucho Gatica plagado de Playbacks fue un anuncio de lo que se venía. Este año se vieron dos claros grupos de shows musicales. Por un lado, los que hicieron espectáculos “de verdad”, cantando en vivo y con músicos tocando en vivo: Sebastián Yatra, Raphael, Yuri, Carlos Rivera, Marco Antonio Solís, Marc Anthony, David Bisbal, Carlos Rivera y Camila Gallardo. En la otra esquina, los que se apoyaron parcial o totalmente en pistas grabadas, y e incluso vinieron sin músicos de apoyo, y que justificaron su presencia más en su impacto mediático que en su calidad artística: Wisin y Yandel, Backstreet Boys, Bad Bunny y Becky G. En lo personal, valoro mucho más a los primeros. Desde Umberto Tozzi en 1980, el uso de playback y pistas de apoyo ha sido mal visto en la Quinta Vergara, y reservado para shows anecdóticos como el de la brasileña Xuxa. Hasta el año pasado, los números de música urbana que iban al festival tenían el cuidado de llevar grandes bandas de apoyo, y si usaban playback, al menos sabían disimularlo bien. Ahora el uso de pistas fue sin complejos y hasta descarado en el caso de Becky G, que dobló en casi todo su espectáculo. Eso engrandece más la labor de los que se atrevieron a hacer espectáculos de verdad, algunos verdaderamente notables como el de Raphael. La gran asignatura pendiente de la música urbana, en especial del reggaetón y del trap del siglo XXI, es ser capaces de montar shows de calidad cantando en vivo y con música en vivo. Hay gente talentosa como la española Rosalía (que ojalá la traigan el 2020), que no le hace asco al autotune y a los efectos tecnológicos, pero que a la hora de cantar en vivo es capaz de hacer maravillas como en su presentación en la reciente entrega de los Premios Goya.
El desprecio a los músicos chilenos: Me dio pena que Camila Gallardo, la única representante nacional en el evento, la hayan tirado tan tarde y en una jornada donde el grueso del público iba a ver a los Backstreet Boys. En años anteriores, Illapu, Augusto Schuster, Javiera Mena y hasta Mon Laferte recibieron el mismo trato. En festivales como Olmué y Talca quedó claro que los artistas chilenos son perfectamente capaces de hacer excelentes shows, encandilar al público de la Quinta y marcar buenos ratings. No sé si debería volver la noche chilena, pero creo que los músicos nacionales merecen mayores opciones, y no por ser chilenos, sino porque tienen calidad de sobra. Tendrían que haber al menos tres por festival, y al menos uno de ellos abriendo el show.
La gran revelación: Carlos Rivera fue una gratísima sorpresa, y un notable acierto de la organización. Demostró que es mucho más que “Recuérdame”. Un gran showman al cual Viña le dio la relevancia mediática que se merece por calidad. También destacaría a Sebastián Yatra, el único artista urbano que se atrevió con un show de verdad, y Camila Gallardo, que logró demostrar que está para grandes cosas.
Lo peor: Jani Dueñas fue el punto bajo excluyente. Ojalá lo logre asimilar rápido y siga adelante, y que se aprendan las lecciones de todo lo sucedido. Mauricio Palma y Bonco Quiñongo salvaron con dificultades. Y en lo personal, creo que el descaro de Becky G al hacer playback la deja en esta lista.
Lo mejor:
1º) Raphael: Lo suyo fue el punto cúlmine del evento. Audacia artística, calidad, oficio. Una verdadera cátedra de cómo se hace un show en Viña.
2º) Jorge Alís: su puesta en escena tipo Café Concert fue de clase mundial. Creativa, con elementos teatrales, con la precisión de un reloj suizo, haciendo una radiografía brutal y descarnada del chileno. Entra en la galería de los mejores shows de humor del Festival en este siglo, junto con los de Coco Legrand, Bombo Fica, Stefan Kramer, Fabrizio Copano, Edo Caroe y Natalia Valdebenito.
3º) Marc Anthony: Notable show, con músicos de lujo, combinando salsa y boleros, y con el jurado en éxtasis.
Menciones honrosas: Carlos Rivera, Felipe Avello, Camila Gallardo, Sebastián Yatra, Yuri, David Bisbal, Marco Antonio Solís…y muy al final Backstreet Boys por su uso de pistas grabadas.