Un Festival de Viña marcado por la polémica de Peso Pluma y por los incendios de inicios de febrero, que sirvió para salvar la temporada de verano, y que dejó muchas cosas interesantes que analizar.
Se vienen importantes cambios. Esta fue la última edición de los cuatro años (alargados por la pandemia) de la sociedad entre TVN y Canal 13. Viene una nueva licitación, y Mega parece correr con ventaja. Luego de los cuestionamientos por el tema Peso Pluma, dudo que el canal público tenga ganas de continuar con el evento. Además, hay elecciones municipales este año, y lo que suceda, ya sea la reelección de Macarena Ripamonti o la asunción de un nuevo edil, va a incidir en la impronta que tendrá el evento en los años venideros.
Lo que dejó Peso Pluma. A pesar de que una semana antes se bajó y no actuó frente al Monstruo, Peso Pluma marcó el evento y abrió las compuertas a un interesante debate. Si se aplicara al pie de la letra el estándar propuesto por Alberto Mayol en cuanto a que los artistas “conflictivos” en cuyas performances haya apología a la cultura narco-delictual no pueden actuar en espectáculos auspiciados por entes públicos, realizados en recintos públicos y/o transmitidos en el canal público, una importante cantidad de artistas en boga (buena parte del género urbano, cumbia villera, etc) quedaría en los hechos bloqueada del Festival de Viña, y además nos pondría en una situación que coquetearía peligrosamente con la censura, como pasó con el torpe intento de Rodolfo Carter de bajar a la agrupación de cumbia villera argentina “Damas Gratis” del reciente Festival de Olmué. Tal como señalé antes, me pregunto si TVN va a querer volver al Festival de Viña si va a tener que enfrentar cuestionamientos como este.
Un bálsamo después de la tragedia. Al final, fue un acierto continuar con el evento a pesar del tema de los incendios y reenfocarlo hacia la ayuda a los damnificados. Eso se manejó de manera espectacular. Notable el compromiso de los artistas invitados con las tareas de reconstrucción, en particular Alejandro Sanz, que hizo su conferencia de prensa previa en la zona siniestrada, y María Becerra que se vio particularmente impactada y plasmó sus vivencias en la hermosa carta que leyó durante su show. El evento sirvió para devolverle el alma al cuerpo a la ciudad, a reactivar aunque fuera parcialmente el turismo veraniego y para canalizar las ayudas.
Sumando y restando, los animadores cumplieron. Creo que Francisco Saavedra y María Luisa Godoy lograron sacar adelante la tarea. Tuvieron tres episodios complicados puntuales: el no darle una Gaviota de Oro muy pedida y merecida a Jean Paul Olhaberry; el equívoco episodio de la Gaviota de Oro de Anitta; y especialmente el apocalipsis ocurrido al final del show de Andrea Bocelli y el posterior desastre de Javiera Contador. Si bien tuvieron problemas para controlar al Monstruo, claramente tuvieron que pagar los platos rotos por problemas fuera de su alcance. Lo del tenor italiano era perfectamente previsible, y lo de la brasileña se puede atribuir a que alguien (del comité organizador o de su propio staff) no hizo la pega de explicarle a la artista en qué consistía el evento. María Luisa cierra cuatro años como conductora, y el bueno de Pancho cumplió su cometido superando los nervios del inicio, y logrando acomodarse en el escenario más importante de la música chilena. Lo que venga después depende del ganador de la licitación. Si gana Mega, todos los caminos llevan a Karen Doggenweiler como conductora femenina, rol para el que está preparada de sobra después de años conduciendo Olmué. Para el partner masculino se menciona a Rodrigo Sepúlveda, pero creo que la carta más lógica sería Gonzalo Ramírez, con quien Karen ya hizo dupla en Olmué en la edición de 2016.
Una gran idea que merece mejor planificación. La venida de Andrea Bocelli fue el mayor acierto del evento. Es una gran noticia percatarse que la música clásica tiene cabida en el Festival de Viña, y que existe público masivo interesado en ella. Esto abre la posibilidad de tener en las próximas ediciones a exponentes de la música docta no puristas ni academicistas (que de todas maneras preferirían dormir debajo de un puente a actuar en el Festival de Viña), con guiños y orientación al pop, como las agrupaciones de cantantes líricos “Il Divo” o “Il Volo”, y el violinista y director de orquesta neerlandés André Rieu. Lo que sí, se requiere planificar mejor las jornadas para evitar desaguisados como el de Javiera Contador. Si van a programar un show de comedia ese mismo día, tiene que ser acorde a ese tipo de público y compatible con ese tipo de artista, como por ejemplo Les Luthiers, Hugo Varela o Soy Rada. Si el artista tiene las dimensiones de Andrea Bocelli, se tiene que considerar la posibilidad de Gaviota de Platino. Y lo más importante, se tiene que planificar al dedillo la transición entre ambos números, de manera que el comediante reciba un escenario tranquilo para empezar su rutina.
El género urbano confirma su evolución. Salvo el pobre y genérico espectáculo del boricua Mora, los números urbanos de este año confirmaron el progreso mostrado el 2023. Por el lado femenino, Anitta y María Becerra demostraron estar a la altura de cualquier gran artista anglo, con puestas en escena espectaculares, música bien ejecutada, baile, buen canto en vivo y entrega sobre el escenario. Por el lado masculino, Manuel Turizo, Young Cister y el contratado a última hora Trueno presentaron propuestas del nivel de sus colegas mujeres. El cliché del “pandillero bacán” está dando paso a propuesta más sofisticadas y de mayor valor artístico. Nos guste o no, Viña no puede prescindir de los urbanos.
Los humoristas dieron que hablar. Claramente, la peor fue Javiera Contador, que fue mandada al sacrificio a una situación imposible para el cual no era adecuada ni estaba preparada; y el mejor fue Luis Slimming y su consagratorio show. Los demás anduvieron muy bien cada uno en su estilo, en un nivel más bien parejo. Pondría segundo a Luis Miranda, tercero a Alex Ortiz, cuarta a Alison Mandel y quinto a Sergio Freire. Todas propuestas interesantes, divertidas y efectivas.
Los números musicales no urbanos respondieron. Lo de Los Bunkers fue superlativo e histórico. Maná y Men at Work fueron más bien buenos números nostálgicos. Alejandro Sanz hizo un gran espectáculo, y Miranda! merecía abrir el espectáculo.
Las competencias. En la internacional, ganó el mexicano Eddie Valenzuela, aunque el favoritismo popular se las llevó el español Enrique Ramil y su performance con fuerte carga de activismo LGTBIQ. En el folclore, el ganador fue Argentina con el grupo Ahyre.
Secundarios que se robaron la película. Tuvimos dos artistas nacionales que aprovecharon a full sus roles secundarios en el evento para marcar presencia y ser considerados como parte de la parrilla en los próximos años. La baterista Cancamusa cumplió una notable labor durante el show de Los Bunkers, y el artista urbano Kidd Voodoo, participante de la obertura del primer día e invitado a actuar con Los Bunkers y Young Cister. Sin embargo, la gran ganadora fue Naya Fácil, cuya notable labor de ayuda en los incendios la catapultó a ganar por masacre la corona de “embajadora” del evento (antes reina). Su historiado piscinazo y la ovación que recibió el último día durante el show de Álex Ortiz marcaron la llegada del “fenómeno Naya” a los grandes medios. Ahora va a ser parte del nuevo reality de Canal 13 “Ganar o Servir”. ¿Será tan buena idea? Creo que no. Naya no necesita a la TV abierta, y se va a convertir en presa fácil del bullying tóxico de la farándula chilena. Ya tuvo una probadita de ese asqueroso manjar durante su visita al programa de Pamela Díaz.
Revelación del evento
1°) Trueno. Llegó a última hora a reemplazar a Peso Pluma y respondió plenamente con un show espectacular, donde lució su talento como freestyler.
2°) Luis Miranda. Una clase magistral de verdadera inclusión.
3°) Young Cister. Un espectáculo consagratorio.
Peores shows
1°) Javiera Contador. Me da mucha pena colocarla en esta categoría, pues cualquiera hubiera sucumbido en esa situación. Ojalá se reponga pronto. Es una gran actriz y una mujer entrañable.
2°) Mora. Un show pobre y obsoleto en comparación a los de sus colegas urbanos.
3°) Men At Work. Una banda tributo. Muy buena, pero una banda tributo, es decir, un producto artístico de segunda mano. Viña merece mucho más que eso.
Mejores shows
1°) Andrea Bocelli. Un parteaguas en la historia del evento. Un espectáculo soñado.
2°) Los Bunkers. Ya juegan en otra liga. Show digno de unas auténticas leyendas de la música rock.
3°) Luis Slimming. Don Comedia fue más “Don” que nunca. Un justo premio a un estudioso de la comedia que aprendió de sus colegas y creó un estilo propio tomando lo mejor de ellos. Un gran ejemplo de sincretismo artístico.
4°) Trueno.
5°) María Becerra. Talentosa, profesional, humilde y un encanto de persona.
6°) Alejandro Sanz. Un show elegante, y marcó la actitud de sus colegas respecto al tema de los incendios.
Menciones honrosas: Anitta, Manuel Turizo, Miranda!, Luis Miranda, Alex Ortiz, Alison Mandel, Sergio Freire.