Un problema de salud y una promesa cambiaron la vida de la familia de Iván Cabrera. Pero gracias a la fuerza de ese compromiso, que realizó su padre hace más de tres décadas y que hoy sigue sigue cumpliendo con fidelidad, permitió revertir positivamente el futuro en su hogar.
Sobre ello conversó emocionado y entre lágrimas el ex bailarín de “Rojo” en la última emisión del programa de cocina de Chilevisión, “El Discípulo del Chef”, cuando comentó que lo remece “hablar de cualquier tema que tenga que ver con mi familia, mi padre, mi madre, mis hermanos y por supuesto, mis hijos”.
La revelación se dio en el contexto de la preparación de un pisco sour al que le adicionó maracuyá para darle un valor agregado, oportunidad en la que confidenció que aquella prueba era muy importante para él dado que no quería decepcionar a su padre que había sido barman. “Estudió coctelería y todo eso…”, explicó el apodado “Potro”.
Y luego agregó: “Bueno, a mí no me da vergüenza para nada porque es una historia maravillosa. Mi papá era alcohólico y cuando nació mi hermano con Síndrome Hipotónico, por el que no podía caminar, hizo una manda y dijo que no tomaba ni una gota más de alcohol si mi hermano caminaba”.
El milagro ocurrió un par de años después: “Mi hermano caminó a los dos años y al día de hoy, ya son 34 desde que mi papá no toma nada de alcohol”.
Justamente, por ese traspaso de experiencia respecto de la labor que desarrollaba su padre y tal vez como un homenaje, Cabrera estaba ansioso por el que su trabajo fuese bien evaluado por los jueces, cuestión que sí ocurrió. “No quería quedar corto, espero no haberte defraudado”, dijo al finalizar la prueba.