La Red le está haciendo honor a su curioso slogan del canal “na’ que ver”. En un medio donde todos juegan a empatarse, donde los noticiarios, matinales, programas de farándula, teleseries, realities y concursos de talentos e imitadores se emiten en horarios similares (por no decir los mismos) y tienen los mismos formatos, se agradece que el canal privado (como también UCV Televisión) se atreva con programación alternativa, con interesantes dosis de audacia. Han sido muestra de aquello: el poner a José Miguel Villouta leyendo noticias en la mañana; el debut de “Hora 20”, un noticiario opinante que recuerda mucho al “Punto” de Fernando Paulsen; un “Así Somos” que cambió el peluseo de adolescentes en pleno despertar sexual por la conversación entretenida e interesante y, ahora último, su gran apuesta, en la que tiró toda la carne a la parrilla: “Mentiras Verdaderas”, una propuesta alternativa a la hora de las teleseries nocturnas en la que hay opinión, actualidad y música del mejor nivel.
“Mentiras Verdaderas” es un programa de televisión por cable que se emite en televisión abierta. Es algo así como “Cadena Nacional” de Vía X, pero con el triple de presupuesto. Tiene elementos que recuerdan a “Pantalla Abierta”, “El Termómetro”, el ya mencionado “Cadena Nacional” y al programa de Jorge Lanata “Después de Todo” (DDT) del Canal 26 de Argentina. Si bien no ha logrado marcar grandes ratings (algo esperable dada la cruenta competencia en ese horario), han provocado un impacto notable en el segmento ABC1 y en las redes sociales, al punto de lograr muchos Trending Topic en Twitter. Un elemento importante es el llamado panel “sin lucro”, compuesto por tres interesantes personajes de distintos ámbitos del quehacer nacional que opinan acerca de la contingencia. Van rotando diariamente, pero algunos se repiten con frecuencia, como Tomás Jocelyn-Holt, Mario Schilling, Cristóbal Bellolio y Rodrigo Danús. Con este grupo, está asegurada la tan preciada diversidad de opiniones que pretende el programa.
En lo artístico, les han dado cabida a artistas nacionales de gran calidad pero con pocas apariciones en TV abierta, como Villa Cariño, Nano Stern, La Guacha, Tomo Como Rey y Denise Rosenthal (que se lució con dos temas acústicos, demostrando que va en camino a ser una cantante de verdad, si es que ya no lo es). Además, en dos días seguidos anotaron dos golazos de antología con las apariciones, con entrevistas y notables mini-conciertos unplugged, de la histórica banda brasileña de heavy metal “Sepultura” y de la bella, emergente y talentosa cantante británica Eliza Doolitle.
Se nota que Eduardo Fuentes está haciendo un esfuerzo tremendo para estar a tono con el programa. Le llegó de rebote, después de la historiada renuncia de su conductor original, Juan Carlos “Pollo” Valdivia, junto con su esposa Claudia Conserva. Ante el vacío generado por la salida del “Pollo”, recurrieron al bueno de Fuentes porque era lo que tenían más a mano. Tuvo que dejar dos programas en los que se movía como pez en el agua, como el “Así Somos” y el “Show de Goles” del CDF para abocarse a un proyecto que lo obliga a mostrarse de manera distinta a la que el público le conoce y a lo que parece acomodarle más.
Eduardo Fuentes es un gran conductor. Lo demostró en Canal 13 (en donde se lo farrearon de manera inexplicable) y en los programas antes citados. Es simpático, ameno, pícaro, agradable y bueno para la talla. Además, gran persona. Programa que deja, sus compañeros lo despiden entre lágrimas y lamentando sinceramente su partida. Sin embargo, para “Mentiras Verdaderas” uno esperaría un conductor con otras características: con mayor peso periodístico, opinante, con vocación por el sarcasmo y hasta transgresor, cualidades que no se asocian fácilmente con Eduardo Fuentes (y creo que tampoco al “Pollo” Valdivia”, que habría tenido los mismos problemas). Los monólogos al inicio del programa, rebosantes de sarcasmos y provocaciones, serían ideales para Nicolás Copano o José Miguel Villouta, pero a Fuentes le resultan forzados y poco creíbles.
Con todo, el ex-hombre del tiempo de Mega ha estado lejos de ser un mero “relacionador público” de sus entrevistados, e incluso “apretó” periodísticamente a algunos de manera notable, como al diputado UDI Enrique Estay (quien no hallaba donde esconderse cuando la secretaria del congreso a la que supuestamente le provocó el aborto lo contradijo vía telefónica) y al polémico pastor Hédito Espinoza. Además, logró buenas entrevistas como las realizadas a Hernán “Clavito” Godoy y Camila Vallejo. Creo que en general Fuentes lo ha hecho muy bien considerando que no es su tipo de programa, pero que tendría que volver a lo que mejor sabe hacer (la entretención sana y agradable) y dejarle “Mentiras Verdaderas” a alguien más calificado. Felipe Vidal sería la opción más lógica, pero aparece en el matinal, en “Hora 20” y en el “Así Somos”, por lo que ponerlo en “Mentiras Verdaderas” ya sería explotación laboral. Yo pensaría en Ignacio Franzani o Humberto Sichel, antiguo y actual conductor (respectivamente) de “Cadena Nacional”, rostros con experiencia en este tipo de programas; o en los ya nombrados Nicolás Copano (que ha demostrado su capacidad en “Demasiado Tarde”) y José Miguel Villouta (a pesar de su pasado con las drogas y de ser opinólogo de farándula, no hay que olvidarse que fue el conductor del recordado programa “El Interruptor” de Vía X)
Ojalá que La Red siga apoyando a “Mentiras Verdaderas”, y especialmente que su continuidad no dependa de sus resultados de sintonía. Este programa compite en un horario dominado por teleseries vespertinas, superproducciones de gran calidad y con alta carga erótica. Resultaría iluso esperar que le gane en rating a “La Doña” (el “Sex and the City” de la colonia), “Su Nombre es Joaquín” o “Peleles”. La apuesta parece apuntar a transformarse en una alternativa y marcar pauta, y sin duda lo está logrando
“Mentiras Verdaderas” es una verdadera “quijotada”, un programa que lo tiene todo en contra, por el que nadie da un peso, pero que de a poco se está consolidando. Han existido muchos programas de ese tipo en TV. El año 2002, a “Pantalla Abierta” lo mandaron a competir contra “Mekano” en pleno auge del Axé, “Pase lo que pase” con Camiroaga y Efelbein al mando y “El Show de Willy Sabor” cuando el locutor de Radio Corazón era el fenómeno del momento. Y a pesar de todo, el “Pantalla” obtuvo el 2º lugar en su horario y se ganó el respeto del medio televisivo. Otro gran ejemplo de “quijotada” fue “31 Minutos”, un mini espacio infantil dentro de “Tronia”, hecho con títeres, muñecos y desechos diversos, que no estaba en los cálculos de nadie, y que terminó transformándose en un fenómeno de alcances insospechados. Y un último gran ejemplo es “El Club de la Comedia”, iniciado por un grupo de comediantes escindidos de la “SCA” de Vía X, que llevaron exitosamente el “stand-up comedy” a la TV abierta y que han logrado consolidarse en el medio televisivo. Incluso hubo un canal que en sí mismo una completa “quijotada”, como Rock & Pop TV. Todos estos programas, más allá de su destino posterior, han terminado marcando tendencias y transformándose en referentes. Programas como “Cadena Nacional”, “En Boca de Todos” (ahora Teletrece AM), “7 Días” y el mismo “Mentiras Verdaderas” recogen la herencia de “Pantalla Abierta”; “31 Minutos” marcó un antes y un después en la TV para niños en Chile; desde la irrupción del “Club de la Comedia”, el género del stand-up se ha ganado un gran espacio en Chile. Ni hablar de los rostros que han surgido de estas “quijotadas”: destacada gente de prensa (Constanza Santa María, Consuelo Saavedra, Montserrat Alvarez, Juan Manuel Astorga, Soledad Onetto, Iván Valenzuela); animadores del Festival de Viña (Sergio Lagos y Soledad Onetto); rostros televisivos importantes (Cristián Sánchez, Julia Vial y Sergio Lagos).
Lamentablemente, las exigencias propias de un medio competitivo como la TV abierta hacen cada vez más difícil apostar a estos programas, por lo que hay que buscarlos en el cable (“Los Improvisadores”) o en internet (“Difamadores”). Las “quijotadas” han demostrado ser necesarias. Le incorporan un aire fresco de creatividad y mística a la TV. Le dan la posibilidad de renovar y darle un cara distinta a un medio al que el temor a perder no le deja dar rienda suelta a la genialidad.