Este viernes, Chilevisión estrenó por sus pantallas un nuevo episodio de «La Divina Comida», segmento que ya está en su novena temporada. En esta ocasión, los invitados fueron María Gracia Omegna, Carlos Figueroa, Raffaella di Girolamo y Luis Astudillo.
En ese contexto, María Gracia Omegna, actriz de «Generación 98», fue consultada por los inicios de su carrera artística en televisión. En esa línea, la intérprete rememoró que su primer casting lo realizó cuando aún estaba estudiando en la universidad.
«Todavía estaba estudiando, entonces había dificultad en pagar mi universidad, que aparte era cara. Un poco me vi forzada (…) Me acuerdo que hice un casting y quedé, firmé el contrato y me puse a llorar, dije qué hice«, señaló.
Y es que había sufrido una gran decepción al momento de iniciar sus estudios. «Somos un país súper prejuicioso. Yo quería estudiar en la Chile, pero terminé estudiando en una universidad privada y ya para mí eso era la humillación máxima, más encima trabajar en televisión…», explicó.
En ese sentido, Omegna confiesa que se puso a llorar, pero una profesora la alentó y que la propia experiencia le hizo abrir los ojos. «Quedé en ‘Lola’ y me quedé haciendo la teleserie y nada, se me fueron mis prejuicios muy rápidamente«, aclaró.
Asimismo, reveló una curiosa anécdota de cuando protagonizó «Martín Rivas». «Era mi primer protagónico, no ganaba tanta plata y garzoneaba en mis tiempos libres y la gente empezó a reconocerme en el restorant», señaló.
El problema era que las personas comenzaron a especular que ella era dueña del local. «No entendían por qué estaba garzoneando«, manifestó entre risas, puesto que, en esos años, la teleserie era bastante vista por el público.
La persona que la apoyó
Finalmente, Omegna fue consultada por si, en esos momentos iniciales de su carrera, recibió el apoyo de alguna persona. Al respecto, la ex protagonista de «Amar Profundo» no dudó en mencionar a su tía, Berta Lasala, quien le dio una mano en todo momento.
«Como que siempre fue un mundo que me llamó mucho la atención y me sentí muy apoyada por ella, siempre fue un súper apoyo, porque yo estudié teatro dentro de una familia que igual era intelectualmente tradicional, les costó un montón entender que yo iba a estudiar teatro», reconoció.
«A los papás les da miedo y está bien que les dé miedo«, concluyó entre risas, acotando que es un mundo complejo, por lo que es entendible que los padres tengan aprehensiones cuando sus hijos tienen interés por el área artística.
