La artista con cincuenta y cuatro años de carrera vuelve al programa busca talentos de TVN a oficiar como Presidenta del Jurado, luego de mantenerse ausente durante el segundo ciclo por compromisos laborales. En conversación con Fotech.cl abordó este nuevo desafío, lo que implica realizar un espacio como «Rojo» y sus exigencias como evaluadora de esta competencia.
Te vemos de regreso como jurado en «Rojo»…
De regreso después de la primera temporada que fue muy fantástica, muy especial, en la cual ya me embarqué con un poco de miedo de volver a la televisión, llevaba años fuera, pero había estado en el «Rojo» inicial como premio de los bailarines, y siempre he sentido mucho cariño por todo lo que implica el talento nuevo, las nuevas oportunidades. Aquí estamos para darle toda la energía y la fuerza para el talento chileno.
¿Cómo viste la reacción del público ante tu salida en la segunda temporada?
¡Qué bueno que me extrañaron! La primera temporada fue difícil en las redes sociales para mí, era algo nuevo. Habían días que me amaban, días en que me odiaban, días en que les parecía pésima mi opinión y otras en las que estaban de acuerdo. Tuve que vivir cosas fuertes, pero la suma final era mucho cariño de la gente y el extrañarme significaba eso, que mi trabajo estaba bien realizado y estaba avalado por el público. Aquí estoy de vuelta, a pedido del público, regresando a una labor que siempre es difícil y, sobre todo, después de la primera temporada que fue fuerte en talento. No compartí la segunda, pero sí siempre se hace más difícil poder evaluar y que el público piense como tú.
¿Qué viste de la segunda temporada?
Muy poco, mi obra se ensayaba de seis a diez de la noche, era justo el horario de «Rojo». No la vi mucho, aisladamente, poquita gente, algunos los había conocido en otras competencias, como la chica que ganó. No pude ver el crecimiento sistemático que es tan importante, cómo van recibiendo el aplauso, pero sí tengo el recuerdo de la primera temporada que fue todo un éxito.
¿Cómo viste la elección de Chantal Gayoso y Hernán Arcil como Reyes de Viña 2019?
Qué fantástico eso, lo único que demuestra es que una oportunidad puede ser muy importante para una figura nueva. La oportunidad, el estar en pantalla, el que te vean día a día, el que compartan tus penas y alegrías, el que te critiquen, te vean crecer o no crecer, es muy necesario. Creo que, fundamentalmente, eso es la escuela, no tanto las clases, los talleres y los coaches, pero lo más valioso es el enfrentamiento día a día con el público. al riesgo, que voten por ti o no, y ver después ese video en la noche y decir: “ah, tú eres el mayor crítico de sí mismo”.
En la nueva temporada de «Rojo», ¿impartirás clases a los participantes?
Quiero, sí. Eso fue algo que intentamos en la primera temporada, pero era muy intenso todo y estábamos estabilizando el nuevo formato, la nueva entrega de este formato que existe, pero que frente al lenguaje moderno y a las redes sociales, va sufriendo muchos más cambios constantes. Yo siempre quise darles clases, talleres de interpretación fundamentalmente, porque cuando yo juzgaba la interpretación muchas veces no entendían. No es sólo interpretar la letra, la lírica, es interpretar el sentido que tú le quieres dar, la visión que tú le quieres dar a esa obra, es recrearla. Creo que un poquito de ejercicios, de talleres, donde pueda traspasarle este aprendizaje mío de tantos años, pudiera ser también un interesante elemento.
Ahora tienes nuevo compañero, pero se mantiene Neilas Katinas…
Sí, con Neilas hemos recorrido del principio, éramos los tres mosqueteros con la Consuelo (Schuster) que la extrañamos mucho. Y bueno, un vacío para mí de esos meses y ahora volver a verlo, fantástico, y conocer más de cerca a Cristián Natalino. Son elementos muy posicionados en áreas muy distintas y todo eso es algo que los muchachos creo que les va a servir.
¿Seguirá Neilas Katinas siendo el jurado malo de «Rojo»?
Yo no sé quién es el malo, creo que cuando te dicen una mala crítica, sientes que ese jurado es el malo. No creo que hemos tenido, Neilas ni Consuelo ni yo, en la época en que estuvimos iniciándolo, ninguna intención de hacer un rol. Somos exigentes en caminos distintos, tenemos una mirada artística diferente y eso es valioso. A veces los muchachos te dicen “pero ustedes no están de acuerdo” y qué bueno que no estemos de acuerdo, que tengamos una mirada diferente, que demos una oportunidad, según quien lo vea, porque así es el artista en el escenario, de miles de personas tres lo ven de buena manera, otros lo ven de otras, otros te aplauden, a otros les da lo mismo. Viña nos demostró en este festival que el público tiene una mirada totalmente personal y hay que respetarla.
Hace un tiempo hablamos con María Jimena Pereyra, cuando era coach, y decía que no estaba de acuerdo con que los participantes probaran distintos estilos del canto. Decía que un baladista, por ejemplo, tenía que perfeccionarse en esa línea. Sin embargo, el jurado les pedía que tenían que ser diversos, una gama de estilos…
Éstos son dos puntos. No descalifico para nada lo que Jimena piensa, lo comparto en muchos sentidos, pero depende de hacia dónde diriges tu carrera, de dónde estás insistiendo, buscando y gastándote la energía. Por un lado, debe ser histriónico, hoy en la televisión el medio artístico lo es. La mayoría de los cantantes protagonizan una teleserie, forman parte de una película o comedias musicales, tienen su canal de YouTube, se comunican. Yo pienso que es una carrera de comunicadores y para eso, hay que ser histriónico, poder manejar las palabras y los silencios. En el caso del canto, el ponerte frente a repertorios distintos solo te prueba tu fuerza, tu capacidad de sacar una situación difícil adelante, es medirte en una carrera que te va a enfrentar a eso todos los días. Ésta no es una carrera fácil, jamás, no es una carrera segura, jamás, siempre estás en riesgo. Si te tocó una canción que no te gustaba tanto, caray, tengo que ver cómo la enfrento. Es medirse uno mismo, qué tanto puede hacer por esa canción y eso es lo que yo como jurado también visualizo, no le salió del uno al siete un siete, pero le salió cinco y, caray, él realmente no tiene nada que ver con este estilo. Entonces, tiene un valor de la manera en que se acercó al estilo. Hay pruebas que templan tu fuerza, cuando te dicen que esta carrera hay que perseverar, insistir, a veces toma años, pero siempre duele, siempre es difícil, siempre estás empezando de nuevo. Si no lo compruebas en un concurso durante tres o cuatro meses, si no sobrevives a esos desafíos, no estás preparado para esta carrera.
Maitén, entre los primeros años del programa y este «Rojo» hay una generación distinta. Tenemos jóvenes que ante las críticas o el comentario, anteriormente la escuchaban y no decían nada, pero ahora replican… Los famosos millenials, que todo lo responden… ¿Cómo ha sido trabajar con esta generación?
Que ellos no estén de acuerdo contigo y discutan, me parece fantástico. A veces los argumentos para discutir no tienen base, yo creo que aprendiste a que tienes que quejarte y defenderte, pero no tienes las herramientas. Siempre invito a que lean, escuchen, observen, estén atentos a lo que pasa porque sé que los millenials vivieron una formación histórica que les va a pesar mucho tiempo. Siento que sus padres, a lo mejor, preocupados de tantas cosas, no estuvieron, entre comillas, a la altura de la tecnología, de la velocidad de la vida, y quedaron con un vacío. Esos diez años, entre el 2000 y el 2010, son una generación de muchos vacíos no por falta de cariño, sino que por desconocimiento y por enfrentar un mundo digital que nos invadió, nos aplastó, y que nos cayó encima sin que tuviéramos ninguna preparación. De repente estás conectado con el mundo y no estás conectado contigo todavía, entonces sé que es difícil para ellos. Pero también sé que son amplios para escuchar y tienes que aprender a recibir las críticas, tienes que lidiar con eso, sobre todo en esta carrera. Nada es personal, yo siempre digo “no soy amiga de ustedes”, creo que nunca conversé fuera del escenario, de mi posición de jurado, con nadie. No establecí lazos de cariño, de amistad, sí de respeto. Prefería separar los ángulos para poder trabajar de una manera mucho más pareja y fluida, y quitarles de la cabeza la sensación de que hay que ser amigos para que voten bien por ti porque yo te engaño cuando hago eso. No es bueno votar por estrategia, lo que les decía a los muchachos, no es bueno, pero es un poco mejor que votar por amistad, porque estoy premiando el cariño que te tengo, no estoy premiando lo que acabas de hacer en el escenario.
¿Qué has visto de esta tercera generación?
Poco, mucho material fotográfico en las plataformas, ha venido la locura de Viña y no he tenido tanto tiempo para analizar y sentarnos con el equipo y el jurado a ver, pero el día a día te va ayudando enormemente y ya yo me pongo a escuchar, a mirar todo el material para tener mi propia opinión. Hay buenos comentarios, dicen que son una súper élite de audicionados, tengo confianza respecto a lo que la producción hace con eso. Éste es un concurso que cuenta con tres piezas: el jurado, la producción y el público. Con esas tres miradas vamos a sacar un buen resultado.
Gonzalo Cordero hizo con nosotros un mea culpa: primera temporada, buen casting; la segunda generación estuvo un poco más débil y ahora venía una nueva generación muy buena…
Espero que la fórmula les dé resultado. En la primera temporada nosotros participamos más, peleamos algunos talentos, nos gustaron en las audiciones previas, pudimos influir un poco más. Pero hoy se sabe más qué es «Rojo», hoy el que se presenta parte de un nivel, de una exigencia, entiende lo que le va a pasar. Creo que va a ser una temporada interesante y Chile necesita nuevos talentos. Necesita más Camilas Gallardo, más Franciscas Valenzuela, más gente nueva en las plataformas, necesitamos tener cosas que recordar en diez, quince años, porque ya los Backstreet Boys van a estar desaparecidos, no podemos seguir recordando lo de los ’90. Ya vamos haciendo una memoria actual que nos permite emocionarnos con la gente de hoy.
«Rojo» se convirtió en uno de los salvavidas de TVN en medio de la crisis que viven desde hace años. Este año tenemos este súper lunes donde nuevamente se pone la esperanza en el programa para darle un buen piso de sintonía a la nueva teleserie «Amar a Morir». ¿Se siente un poco de presión ante todo esto?
En mi caso personal, con 54 años de carrera y de televisión, siento la misma responsabilidad que sentí siempre. Tener un medio de comunicación, tener la posibilidad diaria con el público, es una tremenda responsabilidad. Pero también siento que Carmen Gloria, que «Rojo» y que las teleseries con artistas nacionales, le dan el sentido a lo que el chileno busca: pertenecer a algo. Si tú te comprometes es porque son los tuyos, son tus pares, son tu gente, siempre aplaudir una teleserie turca que es muy buena y vincularte a una producción de otro país, está bien, pero uno necesita lo de uno. Por eso creo que «Rojo» y la plataforma que está elaborando TVN apunta a Chile y lo que siente, quiere y necesita. El público es bien honesto en eso y lo siente, lo valora. Tengo mucha confianza en que podamos hacer un buen camino.