Hace unos días se difundió la noticia de que Robert Pattinson había sido nombrado el hombre más guapo del mundo. Aunque los cánones acerca de qué es bello y que no son subjetivos y pueden variar mucho entre una cultura y otra, la mencionada elección fue realizada por un cirujano estético sobre la base de una ecuación matemática desarrollada en la antigua Grecia para medir la belleza.
El citado medico tomó dicha ecuación, la aplicó usando técnicas de mapeo computarizado, e ideó esta especie de ranking con actores de Hollywood al que bautizó “The golden ratio of beauty phi”. Pero, ¿qué es exactamente lo que esta fórmula toma en cuenta para sacar sus conclusiones?
Mide la “proporción áurea de belleza Phi”, que considera: la distancia que hay entre la línea del cabello de la frente hasta el punto ubicado exactamente entre los ojos, y que hay la distancia desde ahí a la parte inferior de la nariz, para terminar en la zona inferior de la barbilla.
Por otro lado, sentencia que la longitud de la oreja debe ser igual a la de la nariz, mientras que el ancho de un ojo debe ser igual a la distancia que exista con el otro ojo.
Los porcentajes se determinan midiendo la longitud y el ancho de la cara y luego dividiendo los resultados. La teoría es que cuanto más cercana sea la proporción de la cara de una persona a 1.618 (el número phi), estos individuos son más «bellos».
Siguiendo estos cálculos de la supuesta perfección física, Robert Pattinson alcanzó una precisión del 92,15%. ¿Por qué no llegó al 100%? Porque los labios del actor británico son un poco delgados y planos. En el caso del segundo lugar, Henry Cavill, que obtuvo un 91,64%, se vio perjudicado por el espacio que media entre sus ojos, mientras que Bradley Cooper se ubicó en el tercer puesto, con un 91,08%, debido a que la forma de su nariz y cara lo perjudican.