Ayer se estrenó una de las cintas más esperadas de la temporada estival norteamericana, inserta dentro del llamado Marvel Cinematic Universe, proyecto emblemático que ha dado vida en la gran pantalla a una gama importante de superhéroes de Marvel, sumando en esta oportunidad a unos invitados inesperados. ¿Quién hubiese imaginado un par de años atrás que veríamos una película de este particular grupo de personajes? Los productores a cargo de este gigantesco -y rentable- proyecto han tomado riesgos, han sido valientes y, de momento, todo ha rendido grandiosos frutos.
Pero en fin, no quiero detenerme mucho en tirarle merecidas flores a Kevin Feige y su equipo, sino más bien en comentar lo que nos convoca. Guardians of the Galaxy (James Gunn, 2014) es, a todas luces, una película con identidad propia mientras que, al mismo tiempo, es sin duda un homenaje a lo mejor del cine de fantasía/ciencia ficción. Al parecer -no soy entendido en cómics- la historia de estos Guardianes vendrían a ser lo más parecido a Star Wars que Marvel ha ofrecido (todo muy curioso considerando que ahora Disney posee la propiedad de ambas franquicias), y sin duda esto se percibe en aspectos de diseño, de guión, de personajes, inclusive de situaciones. No es ningún caso algo malo o que se vea copiado; al contrario, Guardians of the Galaxy tiene la particularidad de refrescar muchos elementos que pudo tomar o no de otros lugares. De hecho, ya que estamos en ello, creo no haber sido al único al que ciertos momentos le recordó la serie de televisión de Joss Whedon (director de la propia The Avengers), Firefly. Al final, todo queda en casa.
Y es que la cinta en cuestión es una película que sabe jugar con sus propias dinámicas, con los propios esquemas y reglas del género (o los géneros) en las que se inserta; así, tenemos una producción que no se toma del todo en serio, pero haciendo de esto su trabajo serio. O sea, se toma en serio subirse al columpio, y lo hace muy bien. De esta forma, tenemos una película del todo entretenida y especial, considerando que de este tipo no se acostumbran a ver todos los años; James Gunn parece tener cierto toque para la sátira superheroica considerando que también fue el director y guionista de Super (2010). Así, a punta de unos diálogos geniales, personajes muy particulares y situaciones inesperadas que atentan, en la medida de las posibilidades, a la lógica de este tipo de películas, Guardians of the Galaxy consigue de forma lograda, consistente, lo que de alguna forma intentó -y fracasó- Thor: The Dark World (Alan Taylor) el año pasado. Y es que si ya de partida no es fácil hacer una película seria de superhéroes (pensemos en lo que le pasó a Christopher Nolan con The Dark Knight Rises [2012]), hacer una película que seriamente se dedique a columpiarse, no requiere menos -sino seguramente más- talento y trabajo.
Ahora bien, no estoy seguro si consiga lo anterior en la totalidad de la película. A veces sentía que me estaba riendo solo en la sala y, en otras, se reían todos menos yo; pero si creo poco posible que no vayan a disfrutar ningún momento de la cinta, porque podría hacer una lista con los diez más memorables y seguramente me quedaría corto. Eso, acompañado de una movida banda sonora y un diseño de producción que «aymadremía» (¿qué onda el planeta-cabezarobótica-mina-museodeTheCollector? Impresionante), me parece que son los puntos más fuertes para realzar el genial guión de la cinta. Tampoco ignoremos el elenco, que en su mayoría hacen un trabajo correcto -quizás en ninguno es tan sobresaliente, sin embargo- destacando el protagonista Chris Pratt o Dave Bautista, que para muchos es la gran sorpresa. Mención aparte a Karen Gillan, sólo por ser ella (se me salió lo whovian).
¿Qué no me dejó del todo satisfecho de Guardians of the Galaxy? Quizás no van a estar de acuerdo conmigo, pero estoy sospechando que Zoe Saldaña tiene un solo registro actoral y que, si bien en esta película calza, creo que el personaje de Gamora pudo dar mucho más; que no se malentienda con que lo hace mal, pero no sé, tal-vez-en-una-de-esas-como-quien-no-quiere-la-cosa, alguna otra actriz pudo habérsela jugado más. Y me van a querer matar, pero a ratos Bradley Cooper tampoco me daba el ancho para la voz de Rocket Racoon. Pero de nuevo, no creo que ambas sean apreciaciones generalizadas, sino más bien algo personal; en ese sentido, no creo que impidan a nadie disfrutar de esta maravillosa película que nos ha entregado Marvel. Me encantaría comentarles más, pero sería arruinarles la experiencia. Vayan a verla mejor y a esperar después Avengers: Age of Ultron.
PD: Quédense después de los créditos, sobre todo si conocen más o menos el universo Marvel. No es relevante, pero sí inesperado y muy rompe-esquemas, como toda la película.