«“Nadie está Libre”, un castigo disciplinario innecesario», así se titula el artículo escrito por el periodista USACH Ignacio Gac y que fue publicado en el sitio El Desconcierto. Allí critica duramente el programa que conduce Macarena Venegas asegurando que «me molesta que la tele meta a chicos(as) de incluso 18 años a la cárcel para que cambien su conducta. Son prácticas correctivas que no ayudan al concepto de educación, retrocedemos».
«Qué es eso de “enseñar” a través del miedo, bajo amenazas o “papes”. ¿Qué derecho tienen de meterse en la vida de estos jóvenes y aplicarles un castigo disciplinario?», consigna el profesional en la columna sobre «Nadie Está Libre».
Según sostiene, «Canal 13 manipula totalmente a las personas que cayeron presas para que los niños que participan queden en shock. Y las expone. Es un programa que ejerce violencia en estos grupos sociales que se ven como culturalmente deficientes o que no comparten los mismos valores. Lo que contribuye a agrandar las asimetrías de la sociedad».
A esto, agrega que «se supone que después del paseo a la cárcel que va de 8 a 17 horas, los niños cambian su vida, pero hay una sobrevaloración de la introspección y del juicio que hacen estos muchachos. Nunca vivieron como presos. Es un programa decimonónico, irresponsable, grosero, que carece de un sentido humano (humano de verdad no del tipo “la nota humana”)».
«Canal 13 sigue obsesionado con tomar para la chacota la problemática de la cárcel. A quién le importa el hecho de que una mujer sin educación ni trabajo caiga 10 años presa en miserables condiciones porque robó», continúa.
A pesar de sus duras palabras, lo que Gac rescata del espacio que va los miércoles después de «Preciosas», es que «el poder “conocer” algunas dramáticas historias de encierro que al menos para mí dan cuenta de una sociedad sanguinaria. No necesito verlo bajo el morbo o la estigmatización. Casos como el de un hombre que llevaba seis meses en un calabozo de castigo o el de un señor que cursaba 1° y 2° medio desde la cárcel a sus 52 años».
Y para rematar al final, se pregunta: «¿Quién cresta manda a un hijo a la cárcel y a la tele al mismo tiempo?».