El informe de salud mental fue entregado de manera pública la semana pasada en medio de la formalización del hijo de Raquel Argandoña, luego de que fuera acusado de parricidio frustrado.
Bajo este contexto, el siquiatra y perito judicial, Juan Ariel Zúñiga, conversó con el medio Bío Bío Chile, donde entregó su apreciación a raíz del informe proporcionado por la clínica psiquiátrica El Cedro sobre Nano Calderón: «Yo sólo explico en un lenguaje más sencillo, es una opinión basada en hechos públicos».
«Pareciera ser un paciente limítrofe o emocionalmente inestable, con riesgo suicida, impulsividad. Agregaría que pareciera tener rasgos narcisistas de su personalidad, que le hacen creer que puede hacer lo que quiere. Esto, a propósito de una dinámica familiar en dónde existe una poca colocación de límites desde muy pequeño. Entonces, el joven, lamentablemente, pareciera creer que puede hacer lo que se le ocurra, y ése es el gran problema. Y además no descarto que pueda haber un consumo de alguna sustancia», comenzó comentando el profesional.
«Un ‘yo’ difuso, la identidad en él no se ha forjado bien. Por lo tanto, él oculta este débil ‘yo’ con una fachada prepotente y narcisista. Pero en el fondo, su ‘yo’ es muy débil. Y habla de que tiene una simbiosis, probablemente con la madre. Esto de que se siente con derecho a agredir al padre, es porque alguien ‘le dio permiso’, en un sentido figurativo, inconscientemente».
«¿Quién le dio permiso para portar armas? Con él se cometieron una serie de errores, en dónde él se va saltando los límites. Un tipo así, con ese diagnóstico, no podría portar armas. Y el tipo tiene permiso para portar armas. Entonces viene de una dinámica familiar muy enfermiza, en donde lo que llama la atención es la desorganización familiar y la falta de límites, en donde el joven se desorganiza internamente también», agregó.
Sobre su entorno familiar, Zúñiga aclaró: «Entonces de alguna u otra manera es víctima de una relación familiar muy enferma. Para que alguien llegue a hacer esto, la dinámica familiar tiene que ser muy grave. Esa es la conclusión que uno saca, porque querer matar a tu padre es algo hasta bíblico. Quizás es la transgresión de límites más severa que existe».
Por otro lado, el siquiatra habló de trastornos de la personalidad: «Esto pareciera bastante ilógico, pero sí tiene, de alguna manera, una sicodinamia que explica cómo se llegó a esto. Es una persona muy perturbada profundamente en su personalidad, es el trastorno de personalidad más grave que existe (…) Uno no nace con un trastorno de personalidad, porque la personalidad se forma, a través de largos años, especialmente en los años de la niñez y la adolescencia».
Finalmente, el informe no hablaría de «indicadores de psicopatía, sólo que llega a conclusiones incoherentes. No hay episodios de micro psicosis, ni evidencia de patología del ánimo. No hay sicosis, por lo que indican claramente que el joven es totalmente imputable. Y también descartan que sea por un trastorno del ánimo, por una bipolaridad o una depresión, sino que es netamente un trastorno de personalidad».