Con una carta que fue firmada por diversas asociaciones ligadas al mundo del cine y la televisión, se buscó cuestionar a los integrantes del Consejo Nacional de Televisión, considerando que sus decisiones podrían verse afectadas por sus otros trabajos.
De esta forma, el día 8 de septiembre fue entregada una misiva por parte de el productor de Fábula, Juan de Dios Larraín, en representación de la Asociación de Productores de Cine y Televisión (APCT), la Asociación de Directores y Guionistas (ADG) y el Sindicato Interempresa de Profesionales y Técnicos del Cine y del Audiovisual (SINTECI), con el fin de acusar el conflicto de interés que podría tener Esperanza Silva en la organización.
Esta situación estaría fundada en la participación de Silva en Chileactores, corporación que preside y que se encarga de recaudar el dinero que generan las interpretaciones de cada artista, y que posteriormente es cancelado bajo el concepto de derechos intelectuales.
Además, el día 22 de septiembre, se envió una nueva carta, pero esta vez firmada por el cineasta Jorge López Sotomayor, quien en representación de la Asociación de Directores y Guionistas (ADG) expresó su “preocupación respecto a que alguno de los Consejeros pueda tener conflictos de interés entre su labor de tal y su desempeño profesional como actividades externas al Consejo”.
Finalmente, luego de una sesión realizada el día 1 de octubre, el consejo de la institución consideró que carecen de las facultades para tomar una decisión en cuanto al “conflicto de interés”, por lo que pidieron su opinión a la Corte Suprema, con el fin de que se esclarezca la situación.