Revisemos la segunda noche de Festival.
Animadores: Pasado el nerviosismo del debut, se les noto cancheros y compenetrados. Entretenido el juego del beso ante la presencia de sus respectivos cónyuges en la platea. Manejaron de forma magistral la despedida de Américo. Al pobre Rafa lo han llenado de críticas por cumplir la difícil misión de cortar las actuaciones de algunos artistas para que los que siguen no terminen compitiendo con los matinales. Los animadores no se mandan solo, sino que obedecen a una dirección televisiva que les piden ser estrictos con los tiempos. Pero parece que algunos artistas no asumen que esto no es un recital unipersonal.
Américo: Logró al menos mantener el gran nivel mostrado el año pasado, y además mostró cosas nuevas, como esa notable versión balada de “Traicionera” y su interesante intento como baterista a lo Tito Puente. Tal como el 2010, Américo demostró es un “crá”. Canta sumamente bien, es carismático, tiene repertorio a morir y cuenta con una excelente banda y una puesta de escena de lujo para los estándares nacionales. El ariqueño logró hacerse respetar artísticamente viniendo del sound, el estilo musical más despreciado de todos. Y eso no es poco. Ojalá sea la última actuación de Américo como ídolo nacional. Me gustaría verlo de nuevo en la Quinta Vergara, pero en cuatro o cinco años más y transformado en un ídolo continental. Talento y profesionalismo tiene de sobra para ello. Lo que si, su reacción posterior al show acusando al Rafa de “truncar su carrera” me pareció sumamente exagerada, producto de la calentura del momento o de un incipiente divismo que, por el bien de su prometedora carrera, tiene que aprender a manejar.
Oscar Gangas: Dijo en la previa “prefiero que me critiquen por pasado para la punta que por fome”. Dicho y hecho. Lo suyo fue una clase magistral de pragmatismo artístico. Ante el morbo alimentado por los medios por su fracaso en 1998, y con la perspectiva de un público claramente cargado a lo popular y, por lo mismo, poco proclive al humor “blanco” que intentó usar la vez anterior, Gangas tiró toda la carne a la parrilla. Se jugó por un repertorio cargado al garabato, al doble sentido y a la picardía más flaite que pudo encontrar. Y le resultó. Se podrá discutir la calidad de su show, pero no se puede negar que logró su objetivo: salir triunfante y con doble antorcha. Hasta se vio mejor que Dino Gordillo.
Aventura: Los vi poco antes de que me consumiera el sueño. Me llamaron la atención el carisma y la simpatía del vocalista y el gran desempeño de los guitarristas, que se lucieron punteando sus instrumentos al más puro estilo del bolero más popular. Tenían el público rendido a sus pies, y por eso no es de extrañar que hayan alcanzado el tetra pack (Gaviotas y Antorchas de oro y plata). Me parecieron buenos, pero no son ni la uña encarnada del gran maestro de la bachata: Juan Luis Guerra.
Competencias: Internacional: USA: Una especie de Britney Spears de segunda división, regia como ella sola con esa minifalda de color rojo fuego. La canción, muy repetitiva. La puesta en escena, digna de los Grammys, la favoreció ampliamente; Canadá: Cantante bella, aunque algo deslavada para cantar. Canción algo trillada; Perú: Mezcla entre Shakira, Gloria Trevi y la Tigresa del Oriente. Rock pesado cantado por mujeres. Folklore: Bolivia: linda cantante para un lindo tema; Honduras: Cantante piola y afinado; Perú: Cantante correcta. Puesta en escena colorida y con “cholitas” de falda corta.