Hoy, a las 20 horas y de manera gratuita, se presentará la película que cuenta la historia de la Vicaría de la Solidaridad en su labor de defensa y promoción de los Derechos Humanos durante la dictadura militar. El documental dirigido por Claudia Barril y Sebastián Moreno, y que cuenta con fondos del Consejo Nacional de Televisión, llegará a TVN el segundo semestre.
En la actividad organizada por el programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, la Fundación Salvador Allende y Películas del Pez, también se lanzará oficialmente la campaña de difusión y compromiso de audiencias llamada “Yo quiero Educación en Derechos Humanos”.
¿En qué consiste la campaña? “El objetivo es promover la educación en Derechos Humanos y que ésta sea una realidad en todos los colegios de Chile. Hemos implementado una campaña de recolección de firmas donde queremos conseguir que una gran cantidad de personas apoye esta iniciativa para poder visibilizar esta urgencia educacional y demostrar que somos muchos los interesados” indica Claudia Barril.
Moreno agrega: «A partir del lanzamiento de esta iniciativa se busca dar inicio a una campaña de difusión y compromiso de audiencias asociada al documental que tiene otras actividades complementarias a la recolección de firmas y que buscan promover la educación en derechos humanos y generar conciencia sobre su urgencia».
“Habeas Corpus” se remonta a 1973 cuando, tras el golpe militar, un grupo de funcionarios del Comité de Cooperación para la Paz primero, y a partir de 1976, de la Vicaría de la Solidaridad de la Iglesia Católica inicia el arriesgado camino de salvar la vida de los perseguidos y de buscar el destino de los detenidos. Con el tiempo, comprendieron que existía una política de exterminio contra los disidentes y que para descifrar su modo de funcionamiento y sus responsables directos debían convertirse en un sofisticado equipo de contrainteligencia.
“Los funcionarios de la Vicaría tuvieron que investigar la misma información que era relevante para la DINA o la CNI, pero con el objetivo de salvar vidas. Desde sus distintos puestos de trabajo, estos participaban de un sistema de información que suponía estrategias para su obtención, análisis y resguardo. Los esfuerzos de este sistema estaban destinados a desentrañar el gran secreto de la Dictadura: las políticas de exterminio del régimen militar, el modo de funcionamiento represivo, los lugares y agentes encargados de ejercer la represión. Esta información fue muy valiosa para iniciar procesos de justicia por violaciones a los Derechos Humanos”, opina Moreno.
“Queríamos poner en valor el testimonio de los protagonistas de esta historia que no estaba escrita en ninguna parte. Ellos eran los únicos que sabían cómo se había hecho el trabajo porque no había quedado registro. Explorar sus gestos, la forma cómo construyen el relato. Buscamos interrogarlos, teníamos muchas preguntas”, añade Barril.