La Revista «Sábado» de El Mercurio del 28 de abril del 2018 venía con una bomba devastadora: los periodistas Andrew Chernin, Rodrigo Munizaga, Paula Escobar y Rodrigo Fluxá denunciaron con lujo de detalles las acusaciones de acoso sexual y abuso de poder de siete mujeres contra el histórico director de teleseries, Herval Abreu. Al leer el artículo era imposible no acordarse de los casos de Bill Cosby, recién declarado culpable por tres de las denuncias de violación en su contra, y Harvey Weinstein. En el artículo se habla del peculiar procedimiento de Abreu que, al mejor estilo de los “casting con sofá” de Weinstein, hacía “talleres de actuación” en su departamento a los que asistían actrices jóvenes y buenamozas a las cuales les daba o quitaba protagonismo de acuerdo a su “desempeño”.
La denuncia es gravísima. La Revista «Sábado» no es un programa farandulero como «Intrusos» o “Primer Plano”, ni un pasquín de dudosa calidad como el “Semanario de lo Insólito”. Estamos hablando de un medio prestigioso, con profesionales serios, reconocido por la calidad de su labor periodística y que difícilmente habría publicado una denuncia como ésta sin tener los antecedentes suficientes. Además, se hace pública justo cuando se está emitiendo “Soltera Otra Vez 3”, la última entrega de la saga dirigida por Abreu, filmada antes de su desvinculación de Canal 13; con la ex señal del angelito en el trance más delicado de su historia, en medio de pérdidas millonarias, anuncio de despidos masivos y externalización de algunas labores; y en un momento de alta sensibilidad respecto del tema del acoso a las mujeres, donde los hitos más recientes fueron la citada condena a Bill Cosby y el escándalo por el fallo del caso de “La Manada” en España.
En el reportaje se le dio derecho a réplica a Abreu, quien negó tajantemente las acusaciones, aunque admitió haber cometido errores y actuado con “ingenuidad” al respecto. El escenario no puede ser peor para él. Tal como quedó demostrado en los casos de Cosby y Weinstein, una acusación de este calibre destruye hasta la mejor la de las reputaciones y anula para la posteridad cualquier logro profesional o legado. Así como el entrañable recuerdo y valioso legado de “El Show de Bill Cosby” quedó manchado para siempre por la venalidad de su protagonista, después de esto dudo que se recuerde a “Machos”, “Gatas y Tuercas”, «Primera Dama» y “Soltera Otra Vez” de la misma manera. ¿Qué irá a pasar con «Soltera Otra vez 3», que no está teniendo los resultados esperados de sintonía? ¿Podrá seguirse emitiendo normalmente como hasta ahora, o las circunstancias obligarán a hacer cambios o eventualmente sacarlo del aire?
Canal 13, como no podía ser de otra manera, se puso del lado de las denunciantes y anunció apoyo y ayuda psicológica a quienes la requieran. En el medio actoral hay posturas divididas, al menos en un comienzo. En el reportaje se señala que actrices como Paz Bascuñán y María Elena Sweet habrían cerrado filas en torno a Abreu, llegando incluso a cuestionar a las acusadoras. La presidenta de Chileactores, Esperanza Silva, mujer de carácter fuerte, peleadora y particularmente sensible al tema por haber sufrido un intento de violación el 2007, negó haber visto actitudes cuestionables de parte de Abreu mientras trabajó con él. Mariana Derderian apoyó a las denunciantes y cuestionó la postura de las que aparecen defendiendo a Abreu. ¿Hasta qué punto alguien va a poder prestarle ropa a Abreu sin que ello dañe su propia carrera? En el reportaje el mismo Abreu contó que Lorena Bosch pidió mantenerse al margen del tema aunque no tiene nada que decir en su contra. Josefina Montané, que se dio a conocer en “Soltera Otra Vez” de la mano de Abreu y de quien el director dijo que “tenían una relación súper paternal” lo negó cual Judas a través de sus redes sociales y apoyó a las acusadoras. La propia Paz Bascuñan negó haber cuestionado a una de las denunciantes en su cuenta de Twitter. Hoy en día aparecer bancando a un acosador de mujeres es pésimo negocio para cualquiera, y peor aún si eres mujer.
El último párrafo del reportaje es decidor. El medio audiovisual chileno tiene claro que Abreu no es el único que habría caído en estas conductas. Quién sabe cuántos en el medio están temblando en este mismo instante ante la perspectiva de ser denunciados. Quién sabe cuántas carreras y reputaciones están en peligro de verse manchadas o destruidas. Se está configurando un guión, pero no el de una teleserie, sino que el de un thriller cargado de suspenso y que no sabemos hasta dónde llegará.