En un día marcado por las imprudentes e irresponsables declaraciones del Presidente de la República y una incomprensible represión policial en los alrededores dela Quinta Vergara, los artistas chilenos demostraron de qué están hechos y dieron un cierre memorable al evento.
Animadores: María Luisa estupenda. Lograron resolver los baches de la jornada.
Ozuna: Su show le pegó mil patadas a Maroon 5 -nunca pensé escribir esto alguna vez-. Bien vestido, sencillo, simpático, haciendo referencias a la contingencia y entregado al público. Contra lo que se temía, cantó sin playback y con músicos en vivo, aunque con fuerte apoyo de autotune. Superior al doblaje descarado de Becky G, CNCO y Wisin & Yandel, y al karaoke de los Backstreet Boys y de Bad Bunny. Tiene los clichés habituales de la música urbana como un repertorio poco variado con canciones que tocan la misma tecla, y con letras cargadas al cachondeo. Dentro de su género es de lo mejorcito que ha venido a Viña, en donde hemos tenido a grandes representantes como Nicky Jam, Pitbull, Maluma y Tito el Bambino haciendo shows impresentables. Sacó merecida Doble Gaviota. Definitivamente juntarse con Rosalía le hizo bien en lo artístico. Una pena que no haya cantado “Yo x Ti, Tu x Mí” para haber visto a la catalana en el Festival aunque sea en un video grabado.
Pedro Ruminot: Notable actuación, con ritmo, asertividad y un libreto muy bien construido. Habló de política sin complejos ni contemplaciones, y dejó claramente establecida su posición. Aprovechó bien las alarmistas declaraciones del presidente y todo lo sucedido con Maroon 5. No dejó títere con cabeza, e hizo memorables recuerdos del Chile de los años 90. Sacó dos geniales cartas bajo la manga en el momento preciso, provenientes del Festival de 1999: la aparición del ídolo albo Marcelo Barticcioto para interpretar “Ya Nada es Importante”, la misma canción que cantó con Keko Yunge y la salida del baúl de los recuerdos kitsch del grupo argentino El Símbolo, que en ese mismo año la rompieron al ritmo del hit pachanguero “1, 2, 3”. Se sacó los balazos y obtuvo su Doble Gaviota. Ni siquiera necesitó el remate del show para llevarse la de oro que no pudo el 2016.
Denise Rosenthal: Esto es meritocracia de verdad. El merecido premio a años de trabajo dedicado y profesional. La misma chica que hace doce años salió disconforme con su desempeño como parte del show de «Amango» ofreció un espectáculo elegante, sofisticado, lleno de detalles, que la mostró como una avezada show woman con notable manejo del arte de la performance. Denisse se puede parar de igual a igual en cualquier escenario frente a Selena Gómez, Camila Cabello, Demi Lovato, Becky G, Anitta, Tini Stroessel, Lali Espósito o cualquier otra estrella pop femenina internacional. Incluso fue capaz de cantar sin desafinar nunca mientras hacía coreografías nada simples sobre el escenario, algo para lo cual muchas de las nombradas suelen usar apoyo de playback y en lo que estrellas como Paulina Rubio han fallado estrepitosamente frente al Monstruo. Además, jugada a morir al hacer proselitismo, tanto durante su show como en todo el desarrollo del evento en los que vistió poleras con fotos de destacadas íconos feministas. Un repertorio de canciones con letras profundas, que hablan clara y asertivamente de empoderamiento pero sin caer en el proselitismo burdo. Dos grandes momentos fueron su tierno dúo con su pareja e integrante de la Moral Distraída Camilo Zicavo cantando “Soñarse de a Dos”, y su interpretación al piano de “Isidora”, conmovedor tema dedicado a una amiga fallecida y que nos sacó lágrimas a muchos en la Quinta y por TV. Linda, sencilla, simpática, talentosa y con la cabeza muy bien puesta. Denisse demostró estar en perfectas condiciones de dar un salto importante en su carrera e ir a jugar en las ligas mayores. Al igual que Luciano Pereyra, es una pena que le haya tocado salir tan tarde, y ojalá vuelva en dos o tres años más abriendo una jornada y con un show de al menos hora y media donde pueda mostrarse a plenitud.
Noche de Brujas: Tuvieron una previa accidentada con la enfermedad que dejó con problemas de voz a Kanela y que llevó a hacer dudar de su presencia; las dedicatorias poco elogiosas que le dedicó el Senador Iván “raspado de la olla” Moreira; y los impresentables baches de sonido al inicio del show. Al final hicieron una presentación, donde como se esperaba hicieron bailar al público con sus “cumbias con traje de etiqueta”. Lo que no estaba en los cálculos fue el proselitismo de la banda y de su vocalista Kanela, que fue parte del show de los mitines de campaña del actual presidente, pero que durante el Estallido Social ha tomado un posición claramente a favor de la demandas. Habló en contra de Piñera, y hasta invitó al rapero de origen mapuche Luanko a cantar en mapudungún. Sacaron su doble Gaviota y dieron un broche de oro al Festival más historiado de los últimos años.