El revuelo provocado en redes sociales por el rupturista look de Denise Rosenthal en los recientes Premios MUSA nos lleva a reflexionar sobre lo conservadora y provinciana que es la sociedad chilena en muchos aspectos.
El domingo 4 de diciembre pasado se llevó a cabo la ceremonia de los Premios MUSA a lo mejor de la música chilena, que fue transmitida por TVN. Un evento desordenado, realizado en un pésimo horario -empezó a las 22:30 hrs del domingo y terminó cerca de las 2 AM del lunes-; plagado de desprolijidades de diverso tipo como el errático tributo a Beto Cuevas, las dudas respecto a algunas ausencias en las nominaciones -Mon Laferte, nominada a los Grammys latino y anglo, no fue considerada en ninguna categoría- y el tardío homenaje a Zalo Reyes; que evidenció el fuerte dominio del pop femenino y del género urbano; y que nos legó una de esas deliciosas polémicas faranduleras que nos dicen mucho acerca de cómo somos en Chile: la cantante Denise Rosenthal sorprendió a todos con un outfit sumamente osado y destapado que provocó una oleada de comentarios. Hubo quienes apoyaron el derecho de Denise a vestirse como quiera; otros encontraron que se veía genial; mientras que aquellos de molde conservador, como era previsible, la criticaron ácidamente, muchas veces con calificativos cargados de machismo y misoginia.
Performances como ésta no son azarosas, ni se hacen por mero capricho. Como fue revelado posteriormente en un reportaje de La Cuarta, detrás de esto hubo un concepto, mentes creativas y preparación. Esto estaba pensado, y buscaba llamar la atención, no sabemos si para mandar un mensaje o para predisponer el ambiente a favor de sus futuros lanzamientos musicales. ¿Lo que hizo Denise es novedoso? PARA NADA. La historia de la música popular, por no decir la historia de arte, está llena de performances tanto o incluso más jugadas que ésta. Las alfombras rojas de ceremonias de entregas de premios son verdaderas competencias de performances, donde las estrellas y artistas buscan impresionar e imponer tendencias con sus looks. Existe incluso gente que construye carreras completas en torno a ello, como el chileno Di Mondo.
Lo que hizo Denise en los premios MUSA no es para nada diferente a lo que se aprecia habitualmente en los Grammys, Emmys, Oscars, Premios MTV, etc. Sorprenderse e indignarse con esto constituye una palpable muestra de provincianismo y falta de mundo. Ya bien entrados al siglo XXI, en Chile todavía hay gente que se escandaliza con un escote pronunciado o un look provocativo, y cuya protesta termina regalándole al provocador la atención que busca. No entienden que el verdadero fracaso de un provocador no es el repudio, sino que es la indiferencia. Una performance fracasa cuando pasa desapercibida y no provoca nada.
Muchos plantearon que «una artista talentosa como Denise no necesita recurrir a estas cosas». La lista de cantantes y grupos de indiscutible talento y calidad artística que han recurrido a performances de este tipo resulta interminable: Madonna, que no se aburrió de sacar de quicio a los conservadores en sus inicios, y lo sigue haciendo ahora con sus colaboraciones con artistas urbanos; Lady Gaga, que en sus comienzos destacaba por sus llamativos outfits, como su recordado vestido hecho con trozos de carne de los MTV VMA’s del 2010; Elton John y sus estrafalarios trajes de la década de los 70 del Siglo XX; Queen y su oda al travestismo en el video de “I Want To Break Free”; si nos vamos a la actualidad, todas las performances que hizo Rosalía para promover “Motomami”; y si nos vamos al pasado, la mítica portada del álbum “Unfinished Music Nº1: Two Virgins” de 1968 donde aparecen John Lennon y Yoko Ono abiertamente desnudos. Otras performances han buscado mandar mensajes en torno a temas contingentes, como los “bed-in” de John Lennon y Yoko Ono de 1969 en Ámsterdam y Montreal en protesta contra la Guerra de Vietnam; Sinead O’Connor rompiendo la foto de Juan Pablo II en el “Saturday Night Live” en 1992; y Mon Laferte denunciando a torso desnudo la represión durante el Estallido Social en la Alfombra Roja de los Latin Grammys del 2019.
Sostener que “los buenos cantantes no necesitan hacer estas cosas” es una muestra de ingenuidad e ignorancia respecto de cómo funciona la industria artística. Las performances no son solamente recursos perfectamente legítimos, sino que son parte indispensable de la propuesta artística de cualquier artista. Como lo ha demostrado Rosalía en “El Mal Querer” y “Motomami”, un disco es mucho más que una colección de canciones. Hay un concepto que está detrás de ellos, que también abarca a los videos, la vestimenta y hasta los shows en vivo. Los disfraces de The Beatles en su disco “Sargent Pepper Lonely Hearts Club Band” y el look andrógino de David Bowie cuando encarnó el rol de Ziggy Stardust son otras muestras de ello. Es cierto que hay gente como Juan Luis Guerra, Adele, Joan Manuel Serrat y Celine Dion que no necesitan performances tan provocativas, pero hay otros que han apelado a ellas en determinadas circunstancias, les han sacado buen provecho y no por ello son de menor nivel o calidad que los otros. También es cierto que hay otros que usan y abusan de la performance para compensar su falta de talento artístico, pero en la mayoría de los casos no pasan de ser fenómenos pasajeros incapaces de sostener una carrera a largo plazo.
Dentro de los mensajes en contra del outfit de Denise, el que sobresalió por lo rancio fue el twittero Maximiliano Lobos (@MaxiPatriota), quien se mandó esta “joyita” acompañada de una foto de la performance: “Mujeres jóvenes: nunca hagan esto. Sus probabilidades de formar familia con un hombre de alto valor se reducen a CERO”. Este mensaje, que recibió el troleo de rigor en redes sociales, refleja una mentalidad rematadamente conservadora, esclava de los prejuicios y del “qué dirán”, que considera que una mujer con tatuajes y piercings, que usa minifalda, que muestra un generoso escote, que habla con garabatos, etc es necesariamente una “mala mujer”, indigna de ser pareja de un “hombre de alto valor”. ¿Y cómo sería ese “hombre de alto valor”? Vestido de terno y corbata impecables, o vestido con camisa blanca y pantalón gris, con un buen título y un trabajo que le permite mantener a su familia. Hemos visto cientos de casos de supuestos “hombres de alto valor” que han terminado siendo un fiasco como profesionales y como personas, y otros tantos de mujeres con tatuajes, mini y escote que han demostrado verdadero alto valor. Además, en estos tiempos el “encontrar un hombre de alto valor para formar familiar” no es precisamente el máximo objetivo de vida de muchas mujeres.
Si lo que querían Denise y su equipo era provocar, generar revuelo y atención mediática, lo lograron plenamente. En ese sentido, no queda otra que concluir que la performance de Denise fue un éxito absoluto.
La hiciste de oro, Denise. Chapeau.