Entramos a tierra derecha: en las elecciones presidenciales más reñidas desde el retorno a la democracia, todas las instancias van a ser decisivas a la hora de captar votos. Y eso incluye la franja televisiva y, por cierto, los debates televisivos.
Ya hubo uno, el de TVN, conducido por el experimentado Alejandro Guillier, y que es recordado por el “misil” que Eduardo Frei le lanzó a Sebastián Piñera por el tema del Banco de Talca. El esquema fue más bien rígido, con preguntas dirigidas, tiempos limitados para responder y pocas instancias para un verdadero debate. Ahí vimos a un Sebastián Piñera transformado en una máquina expendedora de frases aprendidas, clichés y eslóganes para la galería; un Eduardo Frei que, por mucho que trate de mostrarse renovado y moderno, sigue siendo el mismo personaje que hemos conocido hasta ahora; un Marco “Scat Man” Enríquez-Ominami con gran manejo mediático, pero en permanente guerra contra sus problemas de dicción (genialmente retratados por Stefan Kramer en “Animal Nocturno”); y un Jorge “Doctor Chapatín” Arrate que hizo gala de su amplia preparación cultural y gran sentido del humor.
Y en un par de semanas más se viene otro, en el contexto del programa “Chile Debate” de Canal 13, conducido por la dupla Constanza Santa María – Daniel Matamala. Éste se ve un poco más interesante, dada la calidad de los periodistas (Cony es una “Rotweiller” cuando entrevista, y ya es toda una veterana en estas lides, y Matamala ha dado muestras de su capacidad en Telenoche), y dadas las características del programa del 13: presencia de público preguntando directamente (idea implantada por TVN con “Factor Guillier”) y la posibilidad de que los candidatos se interroguen entre ellos.
¿Existirá un debate tipo “cadena nacional” como en la elección anterior? Lo veo difícil, porque con la llegada de CNN Chile y Canal 24 Horas cambió el escenario en el periodismo televisivo. Además, el esquema de debates de candidatos enfrentados a un “pelotón de fusilamiento” periodístico ya no llena las expectativas de la opinión pública. El éxito de iniciativas como “Por un Debate Online”, de Terra y Radio Cooperativa, indica que la gente quiere ver “debate de verdad”, no esquemas maqueteados donde los candidatos contestan cosas calculadas y predecibles, evitando romper huevos, como en una partida de ajedrez.
El éxito del debate radial de hace algunas semanas desde el Aula Magna de la Universidad Mayor, me hizo preguntarme si estos debates debieran incluir a la gente de la radio. Los cuatro periodistas participantes (Verónica Franco, Cony Stipicic, Beatriz Sánchez y Alejandro de la Carrera, todos con mucha experiencia en el dial y con poco o nulo roce televisivo) se mostraron exigentes y asertivos, lo que los hace estar a la par con sus mediáticos colegas televisivos.
Por otra parte, salvo La Red y UCV TV, cada uno de los canales abiertos y por cable tiene gente como para armar un debate por sí mismo.
TVN tiene a Alejandro Guillier, Amaro Gómez Pablos, Mónica Pérez, Mauricio Bustamante, Montserrat Alvarez y Juan José Lavín (su condición de esposa del Ministro de Hacienda deja fuera a Consuelo Saavedra, lo que es una lástima pues es toda una maestra en lo que a entrevistas políticas se refiere)
Canal 13 tiene a Constanza Santa María, Daniel Matamala, Paulo Ramirez, Carolina Urrejola, Soledad Onetto, Iván Valenzuela y Macarena Puigrredón.
Chilevisión tiene a Iván Nuñez, Macarena Pizarro, Fernando Paulsen, Fernando Villegas, Matías del Río y Karina Alvarez.
El departamento de prensa de MEGA subió de categoría desde que llegó Bernando de la Maza. Para muestra un botón: pasaron de tener al comentarista deportivo menos respetado (Mauricio Israel, el que incluso llegó a ser rostro ancla del noticiero matinal) a tener al más respetado (Rodrigo Sepúlveda) Ahora, aparte de don Bernardo y el fundador de “Tolerancia Cero”, están Catalina Edwards y José Luis Reppenning.
CNN Chile logró reclutar a gente competente y con amplia experiencia, como Ramón Ulloa, Mirna Schindler, Carola Fuentes, Carlos Franco, Claudio Salinas y Verónica Schmidt. Sin embargo, al que me gustaría ver en un debate presidencial es a Tomás Mosciatti. El que ha visto su programa de entrevistas (evidentemente inspirado en el de Larry King, incluso en detalles externos: Mosciatti usa lentes gruesos, camisa y pantalones con suspensores a la vista, al igual que el legendario entrevistador estadounidense), se ha podido dar cuenta de que es un verdadero “pitbull” del periodismo, que hace preguntas llenas de audacia y asertividad. Lo lleva en la sangre, recordando el notable desempeño de Nibaldo Mosciatti en el debate de primarias Alvear-Bachelet en la elección presidencial pasada. El apellido Mosciatti, ligado a la radio Bio-Bio, es sinónimo de periodismo objetivo, riguroso y exigente, lo que explica el auge que ha tenido la emisora penquista.
Estamos todos a la espera de lo que suceda en estos debates. Tal como están las cosas, cualquier cosa que pase en ellos puede ser determinante a la hora de conocer al presidente del Bicentenario.