Una princesa escoge a su príncipe entre un grupo de ogros, trolls, enanos y demases.
Para ser honesto, estuve mucho tiempo buscando qué frase completaría el título de este “artículo” y por más que busqué algo humorístico, irónico o anecdótico, sólo pude pensar en un cliché: “el reality del verano”, y es que Amor Ciego ha sabido robarse un espacio en los hogares de los chilenos a punta de hacer televisivo aquello que definitivamente no es televisivo.
Amor Ciego es un programa de televisión tipo “reality” que emula a, quizá los más populares, The Bachelor y The Bachelorette; Datings Shows que ponen a un grupo de solteros a sortear una serie de pruebas que los llevarán un paso más cerca de una chica ideal que, semana a semana, va eliminando a quien no se ajuste a su prototipo de pareja.
En Chile ya teníamos una experiencia bastante mediocre con Dating Shows: Triángulo, programa de citas de Canal 13 que se hundió en el raiting enterrando consigo las esperanzas de tener alguna vez un programa como The Bachelorette en nuestro país. Sin embargo, y tras el fracaso de Fama ante Pelotón, Canal 13 decide jugárselas por un nuevo Dating Show, pero esta vez cuidaría cada pequeño detalle para hacer de su reality el éxito de este verano 2008.
El escenario no era difícil en realidad y hay que decir que la suerte jugaba a favor de Amor Ciego. El éxito de Lola frente a sepa Dios lo que programaba TVN en ese horario, los resultados poco favorables para Pelotón y un exitoso capítulo debut, le daban al Dating Show todo para ganar este verano. Pero no fue así… quizá una campaña de difusión más bien débil, que no daba a conocer a la busca-hombre ni a sus pretendientes, fueron los causantes que de un cómodo 2do lugar, Amor Ciego se perdiera el Top 5 del peoplemeter, por lo menos durante sus primeras semanas.
Sin embargo, no fuimos pocos quienes “espontáneamente” nos comenzamos a encantar con los conflictos, el romance, los egos y la fuerte dosis de personalidad que proyecta tan simple programa. Actualmente, Amor Ciego lidera la sintonía y sus personajes constantemente son portadas de diarios, revistas y sitios webs locales. Pero ahí cabe preguntarse: ¿cómo un programa que estuvo a punto de caer del top 20 logra, sin grandes cambios en su estructura y la parrilla programática, permanecer firme en el top 3 de los más vistos?
La verdad, no es difícil interpretar el bajón de Amor Ciego en sus primeras emisiones. El programa destacó con un primer capítulo muy entretenido donde veinte apuestos muchachos introdujeron a los veinte feos solterones que disputarían la mano de Carolina (Cari), una joven pelolais a primera vista, y que perfectamente podría estar compartiendo pasarela – y de paso algún escándalo – con Kenita Larrain o Denisse Campos. El rostro de Cari cuando ve el recambio de apuestos por feos probablemente será largamente recordado por todos aquellos quienes le dieron una oportunidad a ese primer capítulo. Pero al parecer no habría segunda oportunidad. Veinte tipos que de televisivos no tienen ni la sombra, poco podían enganchar al público. En un medio de comunicación audiovisual donde la estética juega un papel importante para permanecer en la retina del público, las fachas de estos muchachos no les ayudaban en lo absoluto. Con esto en consideración pasó lo que tenía que pasar, la gente no logró identificarse con las antítesis de Álvaro Ballero y terminaron finalmente cambiando de canal.
Sin embargo y como en todo reality show, siempre existirán personas que están para rellenar y otras para destacar. Los rellenos tarde o temprano y en un orden curiosamente estratégico, abandonaron; y quienes debían destacar, de igual forma, se quedaron. Esta “reducción” de personajes, le dio a cada uno de los que se quedaban la posibilidad de mostrarse en pantalla por más tiempo hasta lograr un espacio positivo o negativo en el corazón de las personas.
Así nos quedamos con un rockero que baila supernova, le teme a los bichos y que probablemente será golpeado por un par de neonazis cuando salga de la mansión; un pelado que sepa Dios cómo anima sus eventos porque lo que no tiene de carisma lo tiene de cahuinero; un pokemon que visualmente resulta atractivo, ¿qué hace él cortejando a una mujer como Cari?… lo increíble es que aun no se va; un futbolista con voz de pito y complejo de Peter Pan, que resulta un amor con las jovencitas; un gordito muy simpático que, para ser sincero, sabe que está ahí para la joda porque posibilidades con Cari… ni pensarlo; un aperrado ingeniero que parece la copia de algún personaje de Mortal Kombat; un músico polvorita con un ego muy elevado y 2 ó 3 más que tarde o temprano se irían y que al final del día sólo están ahí para apoyar los cahuines y las discusiones.
Quizá una de las cosas más atractivas de este programa, es su formato de eliminación. Acá el público no tiene voz ni voto, sólo se limitan a observar y aclanarse por quien más les acomode. La única que tiene el poder para decidir es Carolina. Día a día según se emita el programa, ella es encargada de nominar a tres sujetos quienes deben realizarle una declaración de amor, que finalmente se traduce en una rendición de cuentas ante la señorita, pero bueno eso es otro cuento. En otros casos, se dieron las famosas eliminaciones a ciegas, donde los participantes entregaban un producto, Carolina evaluaba y sin saber a quién pertenecía, eliminaba el que menos le gustaba.
Hasta el momento los participantes y el formato están bien. Lo que podría cuestionarse en parte es la actitud de Carolina. ¿De pronto no les parece ver a la tía del jardín cuidando a sus parvulitos? Carolina es extremadamente maternal con jóvenes que finalmente quieren conquistar su amor. El pelao fue la primera víctima de esta tía, ya que cuando ves que la rubia te dice “tata”, pensar en tener algún tipo de relación con ella sería muy iluso. Le gusta el leseo con Edmundo, pero al mismo tiempo lo nomina porque no tiene caracter. Coquetea con Nicolás, pero en grupo no lo pesca ni en bajada y con el resto, es evidente que más allá de una relación de amistad no va a tener. Es probable que no esté interesada realmente en ninguno, pero al menos debería venderse al juego y dejarse querer porque esa actitud de aquí mando yo, a mi me gustan las cosas así y la que habla soy yo, en realidad le quita todo el romanticismo que con mucho esfuerzo le tratan de dar al programa los poco agraciados participantes.
Es probable que la producción se haya dado cuenta de este hecho y por eso hayan decidido agregar un ingrediente sorpresa a este reality que ya estaba tomando forma. Y como si los chicos no tuvieran suficiente con ser feos – para una mujer como Carolina – vienen y les meten entremedio a cinco “guapetones” que vienen con el ego y la arrogancia a punto de estallar. Es así como entró Sebastián, un periodista musculoso que sabe manejarse muy bien con las palabras; Tomás, que prometió y prometió, pero finalmente resultó más tonto que una puerta giratoria; Pablo, un tipo que lo que no tenía de apuesto lo tenía de sobrado; Javier, quizá el más piolita y por ende el primer guillotinado de esta sección y, mi favorito del lote, Félix, quien vino a ganarse el corazón de Carolina y el odio de todo Chile con una actitud altanera y galantesca. Este grupo de cabezas-de-músculo han demostrado la teoría que belleza no siempre va de la mano con inteligencia. Tres de ellos se fueron al toque por tener menos carisma y personalidad que Flavio Caqueo y en realidad fueron buenas eliminaciones porque no estaban aportando nada al programa. Actualmente Sebastián y Felix han sido los más inteligentes, sabiendo integrarse al grupo, ganarse sus seguidores y de paso tener citas muy comprometedoras con Carolina.
Lo que sí es cierto, es que desde su llegada, el programa dejó de ser Amistad a Ciegas y tomó el norte de Amor Ciego que debió tener desde un principio. Edmundo, Nicolás, Felix y Sebastián están realmente empecinados en conquistar el corazón de Carolina y no en agradarla con globitos y palabras bonitas como lo harían Ari o Andrés, quienes si ven alguna posibilidad con la joven será en sus sueños porque en el programa, ni locos. Carolina también ha cambiado, se está dejando querer y así mismo se ha dado cuenta de cuándo meterse y cuando no entrometerse. De ahora en adelante, las eliminaciones serán más difíciles porque todos los presentes – salvo quizá el pokemón – aportan con su cuota de personalidad. Crean conflictos, tensión, generan expectación en cada paso que van a dar y cualquier pérdida significará un cambio estructural en los bandos que se han formado en la casa.
De todas formas, mucho se ha comentado acerca de cuán “arreglado” podría estar este programa. De “cuánta mano” mete producción en las discusiones y personalidades de los chicos y de cuán limpias son las eliminaciones que hasta el momento se han ido dando. Para el criticón – y que probablemente se las goza con Pelotón – eso siempre estará en su mente, pero para los que queremos festinar con la vida de los demás, el que esté arreglado o no, en realidad resbala. Lo único que importa es que el show continúe y que si tienen que sacarse los ojos se los saquen, porque eso es lo que queremos ver y no las sesiones de autocuidado y desarrollo grupal que en algún capítulo tuvimos el desagrado de presenciar
Antes de finalizar, no se puede dejar de mencionar los “aportazos” de este show. El mayordomo francés encargado de “mantener el orden” y “desaparecer en el desorden” en realidad no cumple una función más potente que la de Amanda en “Granjeras”. Por otra parte y con mucha lástima se debe mencionar a Katty Kowaleczko, a quien respeto mucho por su trayectoria, pero que al lado de Carolina se transforma en un elemento totalmente prescindible, la estrella busca-marido le roba los parlamentos y la cámara a su gusto con su personalidad y carisma. Finalmente, una mención honrosa para Tomás quien habló tanto en el helicóptero que los llevaba al encuentro de Carolina la primera vez, que se quedó sin palabras para todo el resto del show. Ni siquiera durante una salida a Viña logró despabilar camuflándose a la perfección con algún fotógrafo o camarógrafo.
Ahora no queda más que esperar a ver qué rumbos toma en las próximas semanas este reality. Si bien su sintonía no se compara con la obtenida por Protagonistas de la Fama o La Granja, sus personajes están dando que hablar y ya todos ansiamos saber con quién se quedará Carolina. Nos queda disfrutar, esperar y rezar porque la ya mencionada segunda parte no caiga en el cajón de las desastrozas continuaciones de los reality shows chilenos.
Mientras tanto, hay Amor Ciego para un buen rato más y esperamos que las disputas entre Felix y Edmundo más los arranques de histeria del rockero Andrés y los increibles cahuines en que puede caer un grupo de varones se mantengan por un par de semanas más en nuestras pantallas.