Probablemente, para las generaciones más jóvenes, el nombre de Juan Antonio Labra no les suene en sus playlist o tal vez sí por algunas de sus icónicas canciones como “Mueve, Mueve” o “Niña”. Pero lo cierto es que, en la historia de la música chilena de los años ochenta, su legado es mucho más que esas dos composiciones.
Llamado el “Michael Jackson chileno” por su vestuario y coreografías, además de su registro vocal, Labra lleva seis décadas en los escenarios y es considerado una leyenda del pop chileno, en una carrera que inició cuando tenía cinco años, pero que, al parecer, dejará prontamente y pretende coronar con un show en el 2024, aun sin fecha definida.
“Tengo la intención de reencontrarme con mi público y ahí veré si sigo en los escenarios o no. Las energías no son las mismas, pero en la música seguiré mientras tenga vida. Componer y hacer canciones se pueden hacer desde la casa, pero los escenarios es un cuento distinto”, comentó el artista en entrevista con Biobío, respecto un largo currículo en el que solía ser número habitual de “Sábados Gigantes” y también brillar en el Festival de Viña del Mar.
“Más que cansancio es cerrar un ciclo porque son muchos años”, acotó el cantante de 64 años respecto de su larga carrera musical y presentaciones en vivo, las que solo se detuvieron con la llegada de la pandemia. “Han sido muchos años de viaje, de trasnoches y al final uno quiere hacer una vida más tranquila”, reconoció.
Anhelos espirituales
Agradeciendo esa constancia laboral, comentó que incluso durante el complejo escenario sanitario del 2020, pudo dedicarse a escribir canciones y arreglos musicales. “Es como una terapia”, reconoce quien fuera uno de los primeros artistas en hablar sobre el éxito y la salud mental.
A inicios de septiembre reapareció en “Buenos Días a Todos”, de TVN, canal donde inició su carrera artística, a modo de homenaje a Felipe Camiroaga. “A él le gustaba mucho mi trabajo y, como algo simbólico, quise hacer algo nuevo ahí, mostrar mis canciones”.
Y es que, recientemente, Labra sacó un EP (un disco de 3 o 4 canciones) llamado “Anhelos”, con sonidos bailables de esta época, material del que también fue productor y que llevaba dos años trabajando.
“Tenía muchos deseos de lanzar nueva música, algo que me identificara más. Hice una compilación de las canciones que había publicado últimamente y realicé este trabajo que es bien personal y que, en cierta medida, refleja lo que siento”, detalló.
Con esta producción expresa, precisamente, sus anhelos personales, los que luego quiso regalar a su público. “Lo que me mueve es entregar esperanza a través de mis canciones”.