En los últimos años participó en los guiones de diversas producciones de Canal 13, como “Hippie”, “Brujas”, “Lola” y “Feroz”, y ahora, en su primera jefatura, Marcelo Castañón logró convertir “Soltera Otra Vez”, la segunda teleserie nocturna de la estación y que termina este miércoles, en un verdadero fenómeno.
¿Por qué se decidió replantear «Ciega a Citas» y crear una historia totalmente nueva?
Desde que abordamos el proyecto hubo una búsqueda por contar una historia de una manera diferente. “Ciega a Citas” presentaba una base con mucho potencial, nos enamoramos de la presentación que hicieron los argentinos, de su luminosidad, su frescura. Pero cuando entramos a un terreno más concreto –esto es, adaptar- nos dimos cuenta de que no brillaba de la misma manera. Vimos hacia dónde habían llevado la trama central y nos pareció que se perdía mucho, en forma y fondo. Ya habíamos intervenido bastante en la adaptación, así que llegó un punto en que fue claro que teníamos que emprender un camino propio, para poder llevar nuestras inquietudes al guión. Desechamos todo y nos quedamos con el concepto central, el de una mujer que tiene que salir con diferentes hombres, y ahondamos en la soltería. No nos quedamos con nada más. Por tanto no es una adaptación en realidad, es una creación totalmente chilena.
¿Con quién trabajaste en tu equipo de guión?
Con tres guionistas de primera: Daniella Lillo, Patricio Heim y Bárbara Zemelman. Cada uno aportó enormes cuotas de talento, de trabajo y, mayores aún, de su biografía… Es un equipo bien especial, porque somos todos diferentes, con distintas vidas, distinta historia. Eso creo que fue fundamental en Soltera, porque una de las claves que quisimos fue no enjuiciar a los personajes o sus decisiones. Por ejemplo, en la serie hay miradas diversas del amor y eso creo que se debe a que justamente existen esas miradas diversas en nuestro equipo también. Fue un trabajo que abordamos desde la identificación con situaciones comunes y corrientes, de un tratamiento como uno lo ha vivido, sin frases grandilocuentes o que buscan el impacto final, pero también desde la locura, del tirar toda a carne narrativa a la parrilla y sin pudor. Porque experiencia en teleseries había de sobra como para administrar la historia de amor, los conflictos, los mecanismos de enganche, en fin. Pero coincidimos en un momento en que buscábamos poder experimentar más allá de lo acostumbrado. De decir “oye, y qué tal si a la Cristina le pasa esto?…” Y lo que venía después era “ya poh, cómo hacemos para que le pase al tiro!”. Además tuvimos la asesoría de Julio Rojas y de Cata Calcagni, que fueron un apoyo muy valioso.
¿Cómo se creó a Cristina Moreno? ¿En quién o en quiénes se inspiraron?
Una de las premisas que utilizamos para trabajar la historia fue rescatar el máximo de las claves de la comedia romántica. Cristina respondió un poco a eso: una protagonista adorable, que pastelazos más o pastelazos menos, uno pudiera por algún lado identificarse con ella, con lo que vive, con lo que sufre. Y reírse también. Porque al final eso fue lo fundamental para nosotros: emocionarnos con lo tragicómico de las relaciones humanas. No sólo de pareja, también de amistad. Porque Cristina no está completa sin los amigos que la rodean. Y la inspiración para llegar a ella es difusa, la verdad. Como diría don Fernando Aragón, “lo guardaré para mis memorias”. Lo único que te puedo decir es que para nosotros es una sorpresa muy grata cada vez que nos dicen “tengo una amiga que es igual-igual a la Cristina Moreno…”
¿Te imaginaste el éxito que iba a tener?
¡Mil veces me lo imaginé! Pero a nivel de deseo más que de realidad. Es que quería que saliera de una vez al aire. Es primera vez que escribo una teleserie en que la capacidad de reacción del escritor es nula. En general uno está un mes adelantado más menos, por lo que se va palpando lo que sucede, qué funciona, qué no. En Soltera fue desesperante esperar a que saliera por fin. Y yo creo que para cualquier guionista que confía en el trabajo que hizo debe ser lo mismo. Conversaba con el equipo, con los actores, con Herval, con la producción, y pasaba algo similar, todos estábamos muy tranquilos y orgullosos con lo que se había hecho. Ahora, te confieso que este nivel de impacto no lo esperaba. Ir por la calle y escuchar que hablan así de la serie, o lo que pasa en twitter y facebook… O que ciertos personajes estén casi en la categoría de íconos, no sé, es raro. Es muy lindo, y se agradece porque no es el trabajo de uno solamente el que está ahí, pero igual es raro.
¿A qué crees que se debe el fenómeno?
La fórmula no la tiene nadie, los “fenómenos” son eso, excepcionales, escasos. Y si algo tengo claro es que así como el Monito sigue siendo la misma persona que era, incluso después de haberse mandado el condoro de su vida, un guionista sigue siendo el mismo escritor le vaya bien o le vaya pésimo. Esto te lo digo a título personal: he estado en otros proyectos exitosos y es la raja, obvio que trabajo para que sea siempre así. Pero nadie lo garantiza. Ahora, en un análisis ex post creo que coinciden varios factores que han hecho posible que le vaya bien. Desde lo que me toca: hay un tema que es transversal, un guión provocador y que busca siempre ser fresco, novedoso, identificable, coloquial, con una estructura y estilo que combina teleserie, serie y sitcom. Fue una búsqueda estilística que se fue haciendo en el camino. Un ejemplo que los Fotechitos entenderán a la perfección: en una teleserie es normal ver a un personaje escuchando detrás de la puerta una conversación vital y que lo impacta. En Soltera nos propusimos eliminar ese recurso. No porque no funcione o porque esté mal o porque quisiéramos inventar la pólvora, sólo porque nos impusimos el desafío, como narradores, de contar lo mismo (que un personaje se entere de algo importante) de otra manera. Anhelábamos esa libertad. Y fue una apuesta. Súmale a eso la dirección de Herval, el brillo que el tremendo elenco le sacó al texto, la producción que en todo momento estuvo dispuesta a apoyarnos, en fin.
Los seguidores de Soltera, ¿quedarán contentos con el final de Cristina y sus amigas?
¿Creía el autor de Angel Malo, de Amores de Mercado, de Brujas, que iba a dejar contenta a su audiencia? ¿La dejó en realidad? Para mí, es una pregunta difícil. Escribir el final de una ficción es un dolor de cabeza. Tiene mucho de luto, porque dejas de escribir a esos personajes que te acompañaron ¡durante meses! y por largas horas al día. Muchas veces más que tu propia familia, incluso. Y tienes que conciliar lo que quiere el canal, lo que te piden los personajes a medida que van cobrando vida, las expectativas del público y finalmente, lo que a uno le satisface. Es un enredo y un desafío gigante. Espero que la gente lo disfrute, se ría y se emocione.
¿Crees que hay que seguir haciendo comedia en nuestras teleseries? ¿Ésa es la fórmula del éxito?
A mí me encanta la comedia y la disfruto a concho. Pero esto es cíclico. Hace un par de años estábamos todos comentando lo increíble que era Alguien te mira, o Dónde está Elisa. Antes, el tema era Brujas, y antes de eso, Amores de mercado, Machos, la Fiera, en fin. Dime qué tienen en común todas esas: nada. La comedia tiene su espacio, así como el melodrama y el suspenso. No creo que un género sea la fórmula de un producto exitoso. Me parece que va más por el lado de una buena historia, que revista novedad, que identifique al espectador, que esté bien actuada y dirigida… Hay muchísimos factores que influyen.
Se rumorea que viene una segunda parte de la teleserie, ¿qué nos puedes decir de esto?
Leí en un diario que estábamos preparando la precuela, la secuela y una segunda temporada. ¡No tenía idea! (risas).