Un escalofrío recorre desde el estómago hasta la cabeza. Nervios, incomodidad. Una sensación distinta a la que generan las películas de terror, donde simulamos no querer seguir mirando, aunque nos mantenemos jugando a ver y no ver. Pero en este caso, puede ser que realmente no quiera ver más. Pese a que estamos mirando un problema ajeno y a que sabemos que es ficción, es un asunto tan real y delicado que el cuestionamiento surge de inmediato: ¿Será el abuso infantil materia prima para una teleserie?
Eso es lo que me sucedió con el primer compacto de imágenes de «El Laberinto de Alicia«. Una teleserie que presenta en cien capítulos la historia de una sicóloga (Sigrid Alegría) que investiga abusos sexuales en un colegio del barrio alto. En TVN dicen que la historia sigue su línea de abordar temáticas sociales importantes y que los directores, productores y guionistas actúan con responsabilidad al presentar los casos. Más aún, que la producción cuida con celo a los niños que interpretan a los menores amenazados.
Es decir, nada más ni nada menos de lo que corresponde. Pero las preguntas se mantienen: ¿Quiero ver a niños actores interpretando las consecuencias de un abuso? ¿ Quiero ver a una actriz encarnando a la madre que sospecha de la ternura de un padre con su hija, o de los juegos de su hijo adolescente con su hermana menor? Y lo principal, ¿lo quiero ver durante cien capítulos?
No es primera vez que la ficción toma casos de abuso sexual, pero acá la apuesta es alta: por la cantidad de episodios, por la edad de los afectados (ocho años) y por la crudeza del tema. «El Laberinto de Alicia» tiene una gran tarea y sólo el correr de los capítulos demostrará si la producción y los televidentes estamos dispuestos a realizar y seguir una historia de estas características.