El programa de La Red, “Mentiras Verdaderas”, uno de los grandes legados televisivos del 2011, ha tenido una evolución bastante extraña. Al principio apareció como un interesante espacio de discusión de temas de actualidad. Y aunque no han dejado de lado la contingencia, al poco andar empezó a alivianar sus contenidos. El denominado “panel sin lucro” dejó de tener preponderancia, e incluso estuvo desaparecido un buen tiempo. Y los sociólogos y políticos dieron paso a las modelos guapas, los rostros de TV y (especialmente) los humoristas.
¿Por qué ocurrió esto? Puede ser que el fin de año y el verano se presten para contenidos más relajados. Sin embargo, yo creo que esto también pasa por una adaptación de la estructura del programa a las cualidades del conductor Eduardo Fuentes. En el formato del comienzo, Fuentes no podía sacar a relucir su simpatía y picardía. En un programa 100% de actualidad, al estilo “Cadena Nacional”, Fuentes se perdía un poco. Tuvieron que “alivianar” un poco el contenido para que el animador se sintiera cómodo y pudiera lucirse, y es así como empezaron a aparecer modelos esculturales, actores, cantantes y, especialmente, humoristas, con el llamado “coaching del humor” en donde el tono de los chistes fue subiendo progresivamente.
Lo que sucede ahora en “Mentiras Verdaderas” es más bien bipolar. De lunes a jueves tocan temas de actualidad de manera amena pero sin superficialidad, e incluso son capaces de dar golpes notables como las entrevistas a Italo Passalacqua, “Mente Enferma”, a familiares de niños abusados por sacerdotes, a una víctima de uno de los tantos accidentes de Tur-Bus y, en esta última semana, al esposo de la vapuleada vecina de Chicureo Inés Pérez Concha. Todo muy por sobre el nivel actual de contenidos de la TV chilena. Sin embargo, los viernes el programa se transforma en un templo en donde se rinde culto al humor de cantina. Tanto los invitados como el mismo conductor (e incluso el público a través de las redes sociales) nos han regalado un verdadero festín de chistes ultra subidos de tono, de esos que se escuchan en los bares, mesas de pool, vulcanizaciones, talleres mecánicos o duchas colegiales de todo el país. Al lado de este espectáculo, “Morandé con Compañía” parece programa de canal evangélico, y las rutinas de Mauricio Flores y Che Copete parecen apropiadas para la “Cena de Pan y Vino” del Hogar de Cristo.
Y en estos “viernes cochinos”, las apariciones de Iván Arenas (Profesor Rossa), Juan Alcayaga (Don Carter) y Claudio Moreno (Guru-Guru) han llegado al límite de lo sublime. Los chistes que se han contado han sido los más subidos de tono que se han escuchado en la historia de la TV chilena, y contados con una gracia y picardía que hace tiempo no se había visto. En eso, el Profesor Rossa destaca nítidamente. Algunos de los chistes que contó, como el del circo, son sumamente conocidos, pero los cuenta tan bien que uno se mata de la risa durante todo el cuento. Además, aunque no dejan de ser groseros, la rutina es menos burda y más elaborada que la de Che Copete o Mauricio Flores. El citado chiste del circo, junto con el del “baño tecnológico para homosexuales”, el del “soldado alemán” y en especial el del “cachero de las pampas” se han transformado en un verdadero fenómeno en internet, y amenazan con transformarse en clásicos al nivel del “video prohibido». Después de esto y de su exitosa aparición en Olmué, sería simplemente incomprensible que los canales abiertos no contrataran al Profesor Rossa y su pandilla, en especial después de que Vía X se los farreó de manera tan absurda. Incluso (quizás muy pronto para este año), no sería mala idea verlos en el Festival de Viña, aunque en ese escenario hay que olvidarse de chistes como el del “cachero” (que serían un indudable exitazo, pero con CNTV cayendo sobre ellos como buitre sobre un cadáver).
A pesar de que en el People Meter no le ha ido tan bien como merecería, “Mentiras Verdaderas” ha logrado ganarse un espacio en la TV chilena, y se ha transformado en una alternativa para los que buscan contenidos diferentes a los habituales. La Red hizo una apuesta arriesgada que claramente le resultó, y ojalá que la mantenga en el tiempo.