Uno de los últimos personajes que Gabriel Cañas interpretó en una teleserie fue el Chico Olmedo en «Generación 98«, producción que, tras emitir su desenlace, su creador, Pablo Illanes, no quedó conforme con lo que se vio en pantalla. «Fue una experiencia macabra lo que pasó con ese final«, dijo el guionista a The Clinic en julio del año pasado.
«Yo estaba de acuerdo con los comentarios de la gente y lo reconozco. Esto pasa con algo muy concreto y muy técnico: los capítulos se alargan. Entonces para uno como guionista es casi imposible saber lo que va a pasar con el último capítulo. Esto pasa con todas las teleseries, no solamente con ésta», agregó.
Aún así, expresó que «quedé súper molesto por harto rato, no pude vivir este final efervescente. Me decían ‘oye vi el final y yo salía arrancando’. Le tengo prohibido a mi familia que me hable de ‘Generación 98’, es un tema tabú y quiero dejarlo así para siempre«.
A casi un año de eso, Gabriel Cañas estuvo en el podcast «Reyes del Drama» donde abordó las críticas que recibió el final de «Generación 98», sobre todo la de Pablo Illanes. Sobre el tema, el actor se tomó el tiempo de explicar lo que pasó.
En primera instancia, comenzó, «hay algo que uno debe entender en las teleseries que tiene que ver con el sistema de producción de teleseries. ¿Por qué se dice que es una fábrica de salchichas? Porque, en el fondo, es todo muy rápido«.
«Todo es para hace tres días atrás, los guionistas escriben catorce escenas diarias, los actores graban veinte escenas diarias, se rotean cuarenta escenas diarias. En el cine, para que la gente sepa, se graban cuatro escenas diarias y la película tiene treinta y seis escenas en total. Una teleserie se graba en siete meses y tiene seiscientas miles de escenas», agregó.
En esa misma línea, acotó que «para todos es mucha pega. Son muchos los factores que van a una velocidad muy rápida y eso, qué implica, que mucha gente va a meter mano porque hay que resolver. Eso va desde maquillaje, vestuario, textos, tiros de cámara, edición, la música. Todo escapa mucho del control de uno. Cuando uno entrega un texto o mi escena grabada, yo sé que esa escena es dramática y le van a poner (suena canción divertida) de música y cagó todo. Uno tiene que entender eso de la tele, primero».
La edición
Junto con eso, Gabriel Cañas explicó que «viene este problema» que sufrió el final de «Generación 98» que «cuando lo leí era un buen final, sólo que se dividió, y no te estoy mintiendo, como en cuatro días en capítulos de 20 minutos o de 15, media hora«.
«No te permiten, por la cantidad de minutaje que tiene que tener la teleserie, por el valor comercial que tienen los capítulos finales, obligan al canal y deciden matar la magia y ganar plata. Eso afecta la percepción de qué pasó con ese guion que tiene un ritmo, con cierto clímax en cierto lugar para que el desenlace sea en otro lado», añadió.
Por lo mismo, dijo, «eso, si lo separas en cuatro quedan cuatro capítulos medios fomes. Cuando uno lo leía no me pareció mal, me pareció bien… sólo que no había que separarlo tanto».