Después de la inesperada renuncia de Julio César Rodríguez a Zona Latina, la cotizada marca “Sin Dios Ni Late” parece estar inmersa en un extraño limbo. Por una parte, JC se llevó a todo el equipo del SDNL original al canal Vive Deportes de VTR, donde actualmente conduce “Síganme los Buenos”. Mientras tanto, Zona Latina creó un nuevo programa bajo esta denominación, con la conducción de Tati Penna.
Se ve rarísima Tati Penna a cargo de un late show. No corresponde al arquetipo del conductor de ese género: no es histriónica, no maneja la comedia ni la ironía como lo hacen Aldo Schiappacasse y del propio Julio César Rodríguez, y no hace show. Además, los años de edad y de ausencia del medio televisivo le pasaron la cuenta: la mujer que se constituyó en un verdadero baluarte del destape sexual televisivo de los años 90 (al punto de ganarse el apodo de “Tati Penne”), está convertida en una señora agradable y algo lenta. Más que un late show, lo suyo es la entrevista profunda y reposada, como las que hacía en programas como “De vez en cuando la vida” en Chilevisión. Más que una cortina de inicio con música rock, un escenario al estilo de “Noche de Gigantes” y una banda compuesta por mujeres (que, dicho sea de paso, le dan mil patadas a los Sharkycanns en todo sentido), el estilo de Tati Penna se presta más para un escenario íntimo con una mesa y dos sillas, y una canción de Joan Manuel Serrat como himno del programa. A favor de Tati, hay que decir que, desde el punto de vista periodístico, marca una diferencia importante con respecto a JC, quien fue alumno suyo en la universidad. Se vio en la entrevista que ambos programas le hicieron, con días de diferencia, a la periodista María Olivia Monckeberg a propósito del lanzamiento de su nuevo libro sobre el caso Karadima. Mientras que para JC apenas fue un intermedio entre el invitado principal (generalmente farandulero) y los panelistas estables, Tati le dedicó un programa entero, en el cual le sacó mayor provecho a una entrevistada de lujo como la Premio Nacional de Periodismo.
Respecto a “Síganme Los Buenos”, no hay mucho que agregar: es el mismo “Sin Dios Ni Late” original con los mismos auspiciadores, mejor imagen, en un set más bonito, con igual estructura y con los Sharkycanns sirviendo de “bandejeros” de JC. El hijo ilustre de Hualpén sigue en la suya: parte con un monólogo no siempre bien logrado; sigue con un bloque de noticias supuestamente gracioso, que pasó de llamarse “Porqué no te callas” a llamarse “a Otra cosa mariposa”; luego viene un entrevistado farandulero al cual le dedica mucho tiempo; posteriormente un entrevistado de perfil mediático bajo (y generalmente más interesante) al cual le da apenas un ratito; y termina con sus panelistas estables. Respecto a estos últimos, a Erick Polhhammer, René Naranjo y el inefable Vasco Moulian (ahora devenido en una suerte de “Bonvallet de la TV”) se le agregó un argentino “winner” que se las da de “gurú de la seducción”. Entre medio de la entrevista principal, un comediante desconocido hace el insoportable papel de un barrendero que reclama por “una oportunidad en la TV”, mientras JC hace lo posible por echarlo, en una versión prescindible del viejo esquema humorístico Don Francisco-Mandolino. Julio César mantiene su estilo de entrevistas que transformó sus programas en un verdadero confesionario de los famosos: a veces profundo, a veces irónico, a veces tratando de pasarles goles de media cancha a sus invitados, a veces tirando tallas de doble sentido para luego echarle la culpa a los camarógrafos, etc. Lo que si, llama la atención que, estando en un canal supuestamente especializado en deportes, haya tan poco enfoque a ese tema. Falta un comentarista especializado en ese tema.