Los años 2011, 2014 y 2015 escribí en este mismo portal artículos previos a la Teletón, y todos trataban de más o menos lo mismo: críticas al show, al carácter farandulero del evento, al aprovechamiento de las grandes empresas, al ego de los artistas, a la responsabilidad del Estado en el cuidado de los discapacitados, etc. Hasta ahora, esas críticas no han podido hacer mella en el evento. Y es que parece existir conciencia de que, detrás de todo eso, está la hasta ahora indiscutida acción del Instituto de Rehabilitación Infantil. A continuación agregaré algunas cosas a lo señalado en esos artículos.
Después de lo que hemos conocido del SENAME, creo que pretender que el Estado se haga cargo de los discapacitados resulta poco menos que ridículo. La atención gratuita y de nivel mundial que ofrece el instituto resulta imposible de sostener en manos de una administración estatal precaria, ineficiente y llena de operadores políticos.
Algunas de las empresas auspiciadoras de las “27 horas de amor” cargan con serios cuestionamientos: la Papelera por la colusión del papel tissué; LATAM y sus escándalos por coimas en Argentina y ahora Homecenter Sodimac debido a un cruento conflicto laboral silenciado por los medios debido al importante avisaje de la empresa. Dado el nivel de rabia y de crítica que predomina en la opinión pública, estas empresas necesitarán bastante más que aportar una Teletón para limpiar su imagen. En ese sentido, se ha puesto un necesario cortafuego al enfatizar la importancia de las donaciones y al terminar con los desafíos asociados a compras en supermercados y tiendas de retail.
Hay un detalle del que pocos se han percatado. En algún momento, desaparecieron de la lista de productos asociados los helados, los dulces, las galletas, las bebidas y los locales de comida rápida. Salvo “Bilz y Pap”, los productos cuestionados por su incidencia en la obesidad ya no forman parte del evento. Y esto coincide con que Don Francisco empezó a participar en campañas contra el sobrepeso y el sedentarismo auspiciadas por UNICEF y la Organización Panamericana de la Salud. Esto tiene sentido, pues habría sido extraño por decir lo menos ver a Don Francisco y Mc Donalds rivales para la campaña contra el sobrepeso, y aliados para la Teletón.
La manipulación emocional ya se dejó de lado. Por el contrario, se muestran ejemplos de gente minusválida que supo salir adelante, como el comediante Oscar Álvarez. Además, se está haciendo un fuerte énfasis en la no discriminación y en la integración. Los testimonios ya no son lastimeros, sino que muestran a gente luchadora y consciente, como el mismo Oscarito y a padres conscientes, como el periodista deportivo Jorge Gómez “Pelotazo” y su señora el año pasado. Los pacientes de la Teletón ya no provocan lástima, sino que admiración.
En cuanto a lo artístico, está la posibilidad de que Jorge González, quien ha desarrollado parte de su proceso de rehabilitación en la Teletón, aparezca en el cierre del Estadio Nacional. De ser así, sería un momentazo. ¿Se mandará González un discurso tan irreverente como el del 2002, cuando cerró el show con Los Prisioneros, o dirá algo más ponderado dado su actual estado?